Inmortalizando el cambio

Por Erwin Lechuga

Cambio es la palabra predilecta de aquellos que buscan conquistar pendejos, el discurso del político que no tiene nada que ofrecer, la esperanza del necesitado, la palabra a la que el ciudadano se aferra para darle un vuelco a su realidad.

Ahí, de la mano, llega la parafernalia, los símbolos, los rituales y todo lo que se les ocurra para adormecer el poquísimo juicio crítico que la masa tiene, porque aquí no interesa que la gente piense, sino que se deje arrastrar por las emociones.

El cambio en primera, como en algún momento se le llamó al proyecto político que hoy nos gobierna, en 7 meses de mandato le abrió las puertas de su ¨impoluta moral¨ a una clase política cuestionada, pareciera que ya no los perturba respirar el mismo aire viciado que tanto despreciaban.

En tan escasos meses, el cambio, envió al exterior en representación del Estado colombiano a excelsos exponentes de una pulcra imagen, nombró a un embajador en Argentina con una investigación por presuntas irregularidades por comercializar aguardiente, el embajador en Nicaragua con un proceso abierto por presunto tráfico de estupefacientes, el de Venezuela investigado por supuesto enriquecimiento ilícito y tráfico de influencias, el de Panamá denunciado por acoso sexual, el de Chile investigado por presuntas irregularidades en la contratación, el de México no tiene experiencia en el mundo diplomático y muchos menos un título profesional, el que corrió sin asco la línea ética de la campaña presidencial fue premiado con un consulado en Chile, una amiga personal del mandatario, sin experiencia diplomática  en la embajada de Ecuador.

El cambio también ha metido mano del otorgamiento de nacionalidades por adopción de manera express, los beneficiarios fueron tres españoles que por su cercanía con la diva Alcocer recibieron tales honores; igualmente las influencias de la dama alegre ha permitido nombrarle a otras personas cercanas, como la vecina que llego a dirigir el ICBF sin tener un mínimo de conocimiento sobre un área tan sensible, o como una amiga de infancia como embajadora de Colombia en Italia, o la señora a la que llama ¨hermana del alma¨, a la cual le consiguieron un contratico de $482 millones para liderar el protocolo de las casas presidenciales, y eso sin descontar otro rosario de  personas allegadas a la ¨family¨ presidencial, a los que les han echado una manito.

El cambio en el congreso también nos ha mostrado que los seduce el poder, no resistieron la tentación de cambiar las reglas para atornillarse a sus curules, eso se evidenció en la hundida reforma política, que dejó constancia de la vocación de los congresistas del Pacto Histórico por querer asegurarse la reelección para el siguiente período, casi que por derecho propio.

El cambio también ha querido invertir la escala de valores en Colombia, delincuentes recibiendo beneficios mientras el honesto ciudadano se come sus perjuicios, los delitos ya no son delitos producto de una modulación conceptual, la solución del jefe de gobierno es eliminar conductas punibles para que disminuya la delincuencia, estamos a un pasito de rogarles para que no delincan.

Dentro del espectáculo del cambio, hay un capítulo en suspenso, uno que han querido invisibilizar y hacerlo parecer como la denuncia de una mujer dolida en busca de venganza, todos en el cambio callan, ya no se quejan, amarraron la jauría de indolentes bodegas que antes linchaban demandando justicia.

Cada semana el cambio nos devela una nueva sorpresa, es como si las máscaras hayan comenzado a caer, será el tiempo y la razón quienes escriban con tinta indeleble, lo que significó a eso que llamaron, ¨el cambio¨