Maeda Hussaini era una joven afgana de 17 años que soñaba con ser astronauta y que había escrito a la NASA para tratar de hacer realidad su sueño. A pesar de las dificultades que se le presentaron, Maeda se aferró a su sueño, incluso después de que los talibanes tomaran el poder en su país en 2021 y su familia tuviera que huir a Irán.
Decidida a continuar sus estudios en Europa, Maeda emprendió un peligroso viaje por tierra hasta Turquía y arriesgó su vida al subirse a un barco abarrotado de migrantes para intentar cruzar el mar. En su último mensaje de voz a su madre, Maeda le dijo: «Hola mamá, espero que estés bien. Yo estoy bien y feliz. Todavía estoy en el bote. Saldremos en 30 minutos».
Tristemente, el barco naufragó y al menos 86 personas murieron, entre ellas Maeda. Su cuerpo fue encontrado casi tres semanas después del accidente.
Persiguiendo un sueño
Mahtab asegura que es poco común que las mujeres jóvenes realicen viajes de este tipo solas debido a los riesgos asociados, pero destaca la determinación de su hija mayor.
Según la familia, Maeda sufrió un disparo en la pierna mientras cruzaba de Irán a Turquía siete meses antes del fatídico naufragio en el Mediterráneo.
Aunque no está claro quién fue el responsable del disparo, tanto los guardias fronterizos como los traficantes de personas suelen estar armados en esta región.
A pesar de la herida, Maeda decidió no desistir de su objetivo de llegar a Europa. De hecho, aguantó durante 10 días con la bala en la pierna, con el temor de ser deportada si se descubría que había visitado a un médico. Finalmente, otros inmigrantes la ayudaron a encontrar una clínica donde le extrajeron el proyectil.
Antes de intentar el viaje que terminó en tragedia, Maeda había intentado varias veces llegar a Europa sin éxito.
“Le pedí que regresara a Irán y le dije: ‘¿No estás cansada de intentar una y otra vez ir al extranjero?’”, cuenta Mahtab, quien se encontraba preocupada por su hija.