Por Lola Portela
En Colombia y en el extranjero ya se escuchan los lamentos de quienes creyeron y votaron por Gustavo Petro, para presidente. Su gobierno es el primero de izquierda que llegó a la Casa de Nariño. Y lo dije antes, creo que Colombia debía probar el tener un presidente de izquierda, para valorar lo existente construido, hasta con la sangre, de muchos militares, policías y civiles inocentes.
Y es que en la historia democrática de Colombia hay mucho por contar y analizar, por su puesto.
Recordemos que en la primera vuelta a la Presidencia el representante por el Pacto Histórico no llegó al umbral para ganar de inmediato. Tuvo un porcentaje del 40,32%, por lo que, según lo establecido en la Constitución Política de 1991, tuvo que ir a una segunda vuelta junto con el empresario Rodolfo Hernández, quien llegó al 28,15%. Dejar que Hernández pasara a la segunda vuelta, como contrincante de Petro, fue sin duda la exitosa estrategia del Pacto.
En la primera vuelta electoral del 29 de mayo, Petro obtuvo un total de 8.527.768 de votos. Y logró ganar en la contienda electoral a la Presidencia del país el 19 de junio con 11.281.013 de votos. Y, según la Registraduría Nacional 39.002.239 colombianos estaban habilitados para votar en las elecciones de presidente y vicepresidente de la república de 2022.
Con este análisis, queda claro que aunque Petro llegó a la presidencia, no lo hizo con el aval total de los colombianos. Por eso, y otros motivos, la gran mayoría no lo aceptó, ni lo acepta, como su presidente.
Y es que su elección pasará a la historia como atípica. Por las imágenes, el día de las elecciones, vimos cómo transportaban, hasta por río, una gran parte de esos 11 millones y tanto, para ir a votar, entre ellos: indígenas, guerrilleros desmovilizados y hasta activos, disfrazados de campesinos, etc. Mejor dicho, vimos en vivo y en directo, la trashumancia, o trasteo de votos, que consiste en que el ciudadano ejerce de forma indebida el derecho al voto en un municipio distinto al de su residencia. También en las pasadas elecciones fue evidente esa vieja práctica que todavía no ha podido ser erradicada en Colombia, y de la cual se valen algunos políticos que entregan dádivas económicas a personas y hasta las llevan, incluso en grupos en buses, al municipio donde quieren aumentar su votación.
En la lista de los electores de Petro también hubo muchos jóvenes y sus familiares. Además de los docentes, y los de la tradicional izquierda, los líderes sociales, entre los cuales hay seres maravillosos que trabajan con y por la sociedad, y que añoraban el cambio desde una justicia social. ¿Por qué no decirlo?: todos vieron a Petro como una esperanza. Y, a muchos, por su forma de pensar, hasta les llaman “revolucionarios”. Entre ellos están varios miembros del sector de creativos, artistas y hasta intelectuales, unos reales y otros falsos, que también lo eligieron, creyendo en la transformación social, y erradicación de la desigualdad y la extrema pobreza que, sin duda, Colombia merece.
El día de las elecciones se vio un gran movimiento, en todo tipo de transportes, que llevaban personas convencidas o no del “Cambio” a votar. Sin embargo, ese mismo movimiento humano también lo vimos, durante las manifestaciones “de apoyo”, en la Plaza de Bolívar, cuando Petro, como alcalde, fue destituido. Y recientemente vimos las “tomas por indígenas” en el Parque Nacional, en Bogotá. Y de varios lugares públicos en otras capitales de departamento. Mejor dicho, ese estilo de “protesta” desestabilizadora o para presionar sus objetivos, lo usa la izquierda, no sólo en Colombia, sino en toda la región Latina. Con ese mismo respaldo y apoyo, desfilan también “migrantes útiles”, por varios países.
Pero volviendo a los arrepentidos. Se debe reconocer que Petro es un buen orador, y ese ritmo con que comunica su discurso atrae a muchos. Sabe tocar la fibra emocional. Y debo decir que hasta lo admiré, cuando era Congresista, por su control político, el mismo que ahora como le aplican a su gobierno, pero que no tiene resultados, porque tampoco vimos un Congreso tan corrupto y vendido, a excepción de unos pocos, como el actual.
Y es que, analizando a Petro, éste siempre quiere provocar algún tipo de efecto en su audiencia: convencerlos de su postura, motivarlos, informar un descubrimiento, entre lo existente; alertar a los más incautos, pues sabe plantear un problema y mostrarse como solución o echarle la culpa al perro, al gato, o la vaca. En definitiva, este gran orador alcanza a interesar, con sus historias. Y logra persuadir a su público objetivo.
Sin embargo, con el correr de estos pocos meses, uno a uno de sus electores va entendiendo que se equivocaron.
Ahora bien, como ya nos aproximamos a otra contienda electoral en las regiones, por las alcaldías y las gobernaciones. Una jornada de votación que se llevará a cabo el 29 de octubre de 2023. Cabe analizar lo siguiente: los departamentos que tuvieron el poder de decidir a Petro como mandatario del país fueron: Bogotá, Amazonas, Atlántico, Bolívar, Cauca, Cesar, Choco, Córdoba, Guainía, La Guajira, Magdalena, Nariño, Putumayo, San Andrés, Sucre, Valle y Vaupés. Esos fueron los departamentos donde Gustavo Petro ganó en primera y en segunda vuelta.
Y los arrepentidos electores de esos departamentos, ya están en sus redes, despotricando de su presidente. Y lo más frecuente que se encuentra son frases que dicen: “Petro no fue más que una gran mentira, qué vergüenza”, “Cuántos inocentes nos comimos el cuento de su famoso cambio y el vivir Zabroso”. Otros hasta lo insultan y otros manifiestan que no les cumplió: “Lo más chistoso es que le creí al mamerto, pensé que si le importábamos”, “guerrillero y mentiroso, como todos”, “su tributaria nos tiene ya más jodidos y eso que era el cambio”. “no había votado nunca, soy biejo y me saliendo con estas”. Disculpen los errores de ortografía en las citas, quise respetar las frases originales.
Los más moderados dicen: “Uno no entiende cómo gente veterana, como yo, pude creerle a este personaje siniestro como Petro”. Y no falta el adulto que se dejó llevar por los jóvenes de su casa: “Me dejé convencer de mis pelaos, pero nos dejamos todos engañar x el discurso de este demonio”.
Es que hasta Pirry le creyó a Petro, y por estos días se mostró, en redes, arrepentido de haber votado por él. Y se despachó contra Gustavo Petro, aseguró que votó por unas ideas de cambio que no se han materializado. Además, criticó las alianzas que el mandatario de los colombianos ha hecho para su llegada al poder.
El original Pirry publicó un video a través de sus redes sociales en el que dijo: “Uno votó por un cambio, por unas ideas que dijeron. Ahora, que esas ideas y ese cambio no hayan sucedido, es otra cosa. Que por qué no han sucedido esas ideas y ese cambio, eso también es otra cosa. Gran decepción del señor Petro, partiendo de las alianzas que terminó haciendo para asegurar el poder”. Luego agregó que: “terminó haciendo alianzas con los liberales, con Cambio Radical, con los de la U; ustedes saben, los políticos, hasta los costeños, no los costeños en general, digo los políticos costeños corruptos de toda la vida. Este país siempre está tan podrido que termina corrompiéndolo todo”.
“Así que de entrada ese gran cambio, ya parecía que no iba a ser un gran cambio, porque iba a tocar darle su tajadota a todas esas alianzas. Pero, esto está llegando ya a unos niveles en donde uno, además de decepcionarse de que el señor Petro saliera con muchas cosas que uno no esperaba, como nombrar amigos en cargos públicos, que su señora se la pase paseando en el avión presidencial (…) la investigación de corrupción de su hijo, que, si llega a dar un fallo de culpabilidad, espero que le caiga todo el castigo de la ley; hasta mucha arrogancia, el señor es un poco reaccionario”, dijo, el desencantado Pirry.
Por estos días, también vimos hasta los del Cambio Radical arrepentidos de ser parte de la tal coalición, y anunciar que ahora serán oposición. Anuncio que oficializaron, las directivas y la bancada de Cambio Radical, en el marco de una reunión nacional en Cartagena, donde dicen que deciden dejar de ser “independientes”, como se nota que los partidos tradicionales ya se dieron cuenta que la tendrán difícil en las próximas elecciones.
Y es que ahora a vísperas de elecciones, veremos a los partidos tradicionales, flagelándose porque se untaron de la “mermelada petrista” y el pueblo, sin duda, se las cobrará.
Creo que, en esta próxima Semana Santa, veremos a muchos pilatos o judas arrepentidos de haber llevado al país al caos económico, al retroceso en la inseguridad, y sumergido en el desgobierno en que se encuentra.