Luego de las acusaciones que enlodad a la familia Petro, Juan Fernando Petro, hermano del presidente de la República, emitió un comunicado de prensa donde se pronuncia sobre los señalamientos en su contra.
Resulta oportuno que la opinión pública en general y los medios de comunicación en particular, con ocasión del comunicado de prensa emitido el 2 marzo del año en curso, por mi hermano, Gustavo Petro Urrego, presidente de la República, solicito que valoren como genuinos sus principios de hombre probo, quien, como nunca lo ha hecho ningún otro mandatario en la historia de nuestro país, frente a la mínima conjetura, que él denomina rumores, decide, sin miramiento alguno, colocar a los suyos a padecer este escarnio público, lo que sin duda traspasa la frontera de lo estrictamente fraternal, para colocarnos como blanco de ataques injuriosos hasta cuando la verdad aflore al final. Y sí que aflorará.
Muy a pesar de la dolorosa congoja que hoy embarga al círculo íntimo familiar entorno a mi esposa, padre, madre y hermana, es preciso manifestar que por encima de todo está la Nación, por lo que comparto plenamente el contenido y el sano propósito del comunicado, el cual no es otro que la absoluta tranquilidad que le asiste acerca de que su hermano puede ser sometido a todo tipo de cateo moral y patrimonial.
No obstante, debo aclarar que no soy un advenedizo en el tema de la paz, ya que, como ex miembro de la Comisión Intereclesiástica de Justicia, Paz y Reconciliación y de la Comisión Latinoamericana de Derechos Humanos, organizaciones no gubernamentales, con epicentro de acción distinto, y sin lazos comunicantes con la Comisión de Paz del gobierno actual, en cabeza de Danilo Rueda, he desarrollado un trabajo silencioso a lo largo de los territorios apartados, el cual nunca ha implicado el ofrecimiento de beneficios a condenados a cambio de dádivas. Lo que sin duda ha propiciado el surgimiento de conjuras maliciosas, como la del mal llamado “pacto de la Picota”, ya aclarado, así como de una tal oficina de abogados que gestiona beneficios a narcotraficantes, que ahora supuestamente dirijo, es el interés político de afectar, a través de mí, y como efecto de carambola, al actual gobierno.
Al final, la única verdad irrefutable es que mis precarios niveles de bienestar patrimonial, con tendencia a desmejorar, están para el escrutinio público, a disposición de la Fiscalía, entidad que, en diligencia de entrevista ante el Fiscal Baraona, el día 8 de febrero de 2023, luego de escuchar mi versión, muy a pesar del deseo de quienes son afines al desprestigio de la familia Petro Urrego, me estima víctima de las aciagas situaciones en que pretenden implicarme.
 
			 
		










