Bajo dominios del Guasón

Por Erwin Lechuga

El Guasón es ese personaje con la cara pintada en la conocida historia de Batman, que representa no solo el caos, sino que tiene la particularidad de reunir a su alrededor a toda suerte de delincuentes para que lo ayuden en sus planes demenciales.

Este perverso villano, además de ser un enemigo acérrimo del hombre murciélago, no conoce de principios, es un agitador de masas, es la viva representación de la anarquía en la que él es amo y señor, sus intenciones están direccionadas a imponer su particular forma de concebir el orden, en la que la criminalidad es la que manda.

Ese escenario de lucha entre el bien y el mal se desarrolla en ciudad Gótica, siendo la ciudadanía la que lleva la peor parte. En esa historia de ficción hay un héroe, un salvador, ese es Batman, en Colombia no tenemos a nadie quien conjure al mal, en cambio sí tenemos a un Guasón, a un demonio escondido en discursos populistas y demagogos de compromiso con el pueblo.

He hecho este símil al analizar la actitud de este gobierno en lo que respecta al manejo de la criminalidad en Colombia; en algún momento al señor Petro siendo congresista, se le vio ofuscado en una entrevista para un medio nacional, cuando le hicieron un comentario que no le gustó frente al tema de la paz, en esa oportunidad señaló que la paz no se hacía con hampones.

Pero como bien dice el dicho, que la lengua es el azote del cuerpo, de un momento a otro todo cambió, de por medio existía el hambre de poder, de su interés inmenso por llegar a la presidencia a como diera lugar, entonces se enviaron emisarios a las cárceles a conseguir el apoyo de jefes de estructuras corruptas y criminales, a cambio de favorecerlos en sus penas, el eco retumbó hasta en los lugares más recónditos de este país.

Llegado al poder destapó sus cartas, los beneficios jurídicos para lograr la paz total no fueron cosa de especulación sino una realidad, la liberación de las cárceles de una nueva camada de agitadores violentos refugiados en la primera línea, también encontraron un respiro, había llegado una oportunidad para lavar los crímenes, mientras las víctimas debían apartarse y callar.

Pareciera que bajo el lente de este gobierno, es la sociedad la que debe acomodarse al crimen, es el ciudadano de bien al que le corresponde ceder en sus ideales de justicia, somos nosotros los que tenemos que ajustar nuestros valores para poder vivir en la paz de los violentos.

Estamos asqueados de la violencia impuesta por personas que creen que sus ideas valen más que la vida de los inocentes, de la avaricia de aquellos que hacen cualquier cosa por llenarse de lujos, de la corrupción que corroe los cimientos de esta nación, sin embargo, si como sociedad seguimos permitiendo que se sigan corriendo las líneas rojas, a dónde iremos a parar.

Ya veremos si nos metemos todos en el papel vigilante de Batman, o si por el contrario seguimos a las risas del Guasón, quien de lejos ha demostrado que le interesa imponer su orden, un orden más cercano a la delincuencia que al valor de la justicia.