[Editorial] La paz total desde hoy en Caracas 

Indiscutiblemente en Colombia la paz se constituye en uno de los más importantes anhelos históricos del   pueblo colombiano, seguramente que esa fue una de las obsesiones de los Constituyentes que intervinieron en la redacción de la Constitución Nacional que nos rige actualmente, un aspecto que quedó consignado en su artículo 22, el que nos enseña que: “La paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento”, que se consolidará en Caracas.

De ahí que nuestra Carta Magna está llamada a ser un tratado de paz entre los colombianos y al servicio de esa causa dedicaron buena parte de sus esfuerzos los constituyentes que la redactaron y que ellos se hubieran empeñado en materializar el ideal esquivo de la paz en una artículo que lo objetivara en un derecho y al mismo tiempo en un deber de obligatorio cumplimiento.

Resulta pertinente reflexionar, que la plenitud de bienes que la paz entraña, más que un derecho singular, es la resultante de la observancia colectiva de todos los derechos, se puede decir que es el triunfo de la Constitución, el premio al buen funcionamiento de un sistema político, la maduración de un proceso, seguramente largo –ojalá no accidentado– de cultura y de civilización política.

De acuerdo con el contenido de este  a manera de conclusión podemos decir que la observancia de este artículo no solo obliga al Estado, sino también a los particulares y de todos ellos puede exigir cualquier ciudadano que se le respete.

En realidad, se habla de paz como un fin, pero no propiamente como un derecho, por esta razón consideramos que está bien que forme parte de los propósitos históricos del orden constitucional, como se enumeran con lujo de detalles en su preámbulo.

Indiscutiblemente la paz y la justicia social continúan figurando en el primer plano entre las principales aspiraciones por cumplir, de ahí la importancia de la iniciación de un nuevo intento por conseguir una paz estable duradera con el ELN que se inicia a partir de hoy en Caracas.

Estas seguirán demandando el esfuerzo de la Nación para conseguir que el crecimiento de que tanto nos han hablado últimamente, se traduzca en la construcción de una mejor sociedad, un aspecto que  será tenido en cuenta por nuestro presidente Gustavo Petro, quien ha exteriorizado su optimismo con relación al éxito de este nuevo intento en Venezuela, luego de los conocidos fracasos de esta misma iniciativa en gobiernos anteriores, en el sentido  de proteger para todos los colombianos un bien tan subjetivo y vulnerable como la paz, el que de acuerdo al canon constitucional antes señalado, según el cual el derecho a la paz forma parte de los fundamentales.

Las naciones, cualesquiera que ellas sean, suelen tener períodos de inviabilidad, la diferencia es que tarde o temprano tendrán que ser superadas.

Ante la dimensión de la crisis, hay que reconocer la complejidad de la situación, concitar a la unidad como lo ha venido haciendo, producir la mayor cantidad de posibilidades de estabilidad, en un escenario que desde todo punto de vista, se presenta dificultoso en lo que respecta a la Paz Total, tantas veces esbozada por el Presidente Petro.

Los costos de la guerra constituyen un peso que difícilmente los colombianos podrán seguir soportando, teniendo en cuenta que este representa el recorte en atención que requieren diferentes necesidades básicas insatisfechas, lo cual puede seguir traduciéndose en atrasos en servicios públicos, en educación, en salud, en la infraestructura de vías y de otros frentes de especial importancia, que podrían consolidarse con una paz estable y duradera, la que se pretende desde hoy en Caracas.