El disfrute de viajar recrea el espíritu

Por Orlando Andrade Gallardo

No es un secreto que la ciencia y tecnología avanzan aceleradamente para lograr el bienestar social y que en muchos casos lo logran. La ciencia aeronáutica es una de ellas, que simulando el vuelo de las aves se inventó el avión como medio de transporte para facilitar al viajero el disfrute en forma cómoda, rápida y segura. La experiencia de viajar es maravillosa cuando se realiza a sitios agradables, y es motivante aún más encontrar sitios adornados por la naturaleza que embellecen el paisaje, como Medellín. Desde siempre las mentes de los científicos no descansan, y el último siglo han estado movidos para alcanzar sus objetivos relacionando las partes del cuerpo con sus inventos, con resultados positivos.

El hombre necesitaba conocer las maravillas que ofrecen los océanos y mares y simuló las aletas de los peces para crear elementos que sirvieran para investigar las profundidades e inventó el buzo y sus accesorios, utilizando las piernas y brazos. Necesitaba observar el firmamento para conocer el movimiento de la galaxia, los agujeros negros, la teoría del Big-Bang y la vía láctea e inventó el telescopio y alargó la visión, con el crecimiento de la tecnología cada día son más potentes. Requería conocer los sonidos a larga distancia y creó para los oídos audífonos de alta tecnología para aproximarse a los sonidos y la lista es larga. En la medida que fue desarrollándose la industria aeronáutica aparecieron nuevos modelos de avión con características diferentes pero siempre conservando su estructura parecida a un ave. El placer de viajar en avión es única y todos los pensantes deben experimentarlo como un buen ejercicio de vida por la sensación emocional al momento de despegar y aterrizar el avión.

Medellín es una ciudad que por su topografía montañosa la llegada del avión sufre movimientos bruscos que atemorizan al pasajero primíparo, pero compensa al llegar por su imponente belleza. La ciudad no ha dejado de avanzar en su desarrollo, en cada visita encontramos nuevas obras que facilitan el buen vivir de sus habitantes, que la muestran con orgullo. Amplias avenidas, calles, transversales, diagonales y carreras completamente arborizadas y limpias, las tapas de registros de agua y alcantarillado en sus puestos y nadie se atreve a tocarlas, las viviendas y edificios residenciales sin rejas de protección, evitando la sensación de estar aprisionados. Se observa que las obras civiles de la metrópoli cumplen con las reglamentaciones de seguridad y la vallas ilustrativas indican el inicio, terminación y su costo para que la ciudadanía esté enterada. El túnel de siete kilómetros que une la ciudad con el aeropuerto de Rionegro economiza cuarenta minutos el trayecto en vehículo y es ambientado e iluminado con señalización para evitar accidentes. Las inmensas obras que se realizan en el departamento no tienen comparación con otras regiones del país, que sufren el atraso por falta de liderazgos y buenos administradores, y no rinden cuentas a sus habitantes.    

Medellín es de los paisas y para los paisas, el foráneo debe someterse a las normas establecidas para que la convivencia sea de tranquilidad y sana, esta enseñanza debe replicarse en otras comunidades. La perspectiva de ciudad que ayuda a la espiritualidad  sin caer en la religiosidad, es fundamental para el desarrollo. La perspectiva fundamentada en una visión cósmica crea competitividad y cooperación. Con la perspectiva de cultura ciudadana ayuda ver más allá de las circunstancias y deja el aprendizaje que la vida es algo más que el dinero, la fama y ayuda abrir los ojos de la realidad. Viajar es un ejercicio dialéctico que todos los seres humanos deben practicar para enriquecer sus conocimientos y poner a prueba lo que tenemos. Cientos de miles de personas consideran que lo saben todo, pero nunca han buscado ni encontrado por azar en la frontera entre lo que saben y lo que no saben y finalizan estrellados con su realidad y su propia sombra.

El emblemático Jardín Botánico es una de las maravillas de Medellín por su belleza, adornado de plantas ornamentales donde se respira 100% aire puro, sus jardines de flores multicolores llenan el ambiente de alegría por la naturaleza fresca. Sus árboles centenarios de diferentes especies con alturas superiores a 50 metros riegan sombras por todos los senderos empedrados que facilitan la movilidad del visitante. Los viveros donde ofrecen a precios cómodos semillas y plantas para todos los climas es otro atractivo del Jardín Botánico, que debe visitarse.