Por Orlando Andrade Gallardo
Los acuerdos políticos entre partidos de las diferentes bancadas para trabajar conjuntamente por Colombia y jalonar el desarrollo es señal que avanzamos políticamente, no cumplirlos es un pésimo mensaje para el pueblo. Los acuerdos entre gobierno y partidos de oposición es parte de la democracia para encontrar salidas a los problemas que aquejan al país, y debe ser objetivo principal de las diferentes colectividades. Los expertos de los partidos de la oposición se reúnen con el gobierno para dilucidar dudas sobre política pública y reformas, con el fin de aclarar y acordar los programas que ofrecen, y esos acuerdos deben cumplirse. En el caso de la reforma tributaria cada experto en el tema se reunió con el ministro de Hacienda para analizar y dirimir las propuestas en desacuerdos y modificarlas según su criterio y lograr consenso. La reforma pretendía recaudar 25 billones de pesos destinados a lograr la paz total y con las peticiones de las bancadas de oposición se redujo a $22 billones, además se modificaron otras pretensiones. Todas las reuniones con los partidos fueron televisadas y el Centro Democrático, el partido de oposición más radical, fue acompañado a la Casa de Nariño por Uribe Vélez y dos expertos, finalizada la reunión con el presidente Petro, manifestaron que apoyarían la reforma con sus cambios.
Las primeras reuniones para socializar la cacareada reforma tributaria fue con el presidente del partido liberal César Gaviria y su bancada que suman más de cuarenta parlamentarios y todos acordaron su aprobación, con algunos reparos. El partido de la U y Conservador con sus voceros y un grupo mayoritario de senadores y representantes a la Cámara, igualmente aceptaron con algunas modificaciones, según informaron los medios de comunicación. Las reuniones se realizaron desde el inicio del gobierno de Petro y participaron los ministros de su gabinete con jornadas extensas y agotadoras. Con los gremios del sector productivo sucedió lo mismo, los presidentes que conforman la junta presentaron algunos reparos que fueron escuchados y modificados. Después de tantos desgastes de tiempo y dinero para ayudar a construir consenso en torno a la reforma tributaria, ambos sectores la han satanizado con epítetos degradantes y pronosticando fatales augurios, sin considerar sus recomendaciones y rompiendo el pacto de coalición. Qué vergüenza. De todo esto surge la pregunta. ¿Qué paso? Sencillo, en un país tan politiquero, la percepción que tenemos los colombianos es que la oposición exige más burocracia y mermelada de la acordada y ahora se niegan a continuar en coalición con el gobierno. Recordemos que el expresidente Gaviria en las primeras reuniones con Petro, condicionó al candidato para apoyarlo al llegar a la presidencia nombrara en los ministerios de Defensa y Hacienda a dos de sus delfines, la vice Francia Márquez lo tildó de politiquero. En esta ocasión es posible que las exigencias burocráticas se desbordaran más de lo acordado y aprovechando la proximidad de los debates rompieron el pacto y los demás partidos siguieron el juego de Gaviria. La reforma tributaria en Colombia se ha convertido en un problema de nunca acabar, durante los últimos 30 años se han presentado más de 15 reformas todas con los mismos objetivos, pago de burocracia, la diferencia de la actual es para callar los fusiles y lograr la paz total. ¿Será que vale la pena apoyarla?, con seguridad que la mayoría de colombianos razonables están de acuerdo.
A nivel internacional el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional aseguraron que la reforma está bien diseñada y conviene al país para nivelar las cargas y lograr los ajustes sociales para avanzar. Las recomendaciones deben ser aceptadas tanto por los partidos de oposición que durante sus mandatos siempre obedecieron a estas organizaciones al igual que los privados y la banca. ¿En esta ocasión por qué no obedecer?. ¿Sera por estar en el poder un gobierno alternativo?. En la administración anterior se trató de revivir un cadáver que no funcionó en la época de Uribe, planteado por el flamante ministro de Hacienda Carrasquilla. El polémico personaje fue el autor del famoso “Marco Fiscal de Mediano Plazo”, con los mismos objetivos pago de nómina y aumentar el PIB dos puntos. La propuesta tenía como finalidad lograr recursos económicos modernizando la Dian; reducir la norma oficial incluyendo cargos diplomáticos y el último como siempre, vender los activos o patrimonio de los colombianos. Lo particular de las reformas tributarias es que en ninguno de sus capítulos aparece como objetivo principal acabar con la guerra y la violencia. Es triste que los medios de comunicación en sus entrevistas a políticos desgastados y expertos tributarios hablen únicamente de impuestos y no de las inmensas connotaciones sociales que generará la reforma como son callar los fusiles para lograr la paz total.