Por Cristina Barcelona
*Pese a que muchos profesionales nos ofrecemos para ayudar a mejorar la comunicación, la sexualidad, las relaciones con la familia política, en las parejas, dando pautas para mejorar el día a día con la finalidad de mejorar la calidad de la relación y prevenir la necesidad de tomar aquella decisión importante como dolorosa para todos. Lamentablemente se ha comprobado mediante una investigación de más de 20 años que el divorcio es PREDECIBLE
Un equipo de investigadores quienes observaron a un gran número de parejas relacionándose para llegar a diversas conclusiones según los datos recogidos de la situación en la que se encontraban los y las participantes, cuyo resultado fue publicado en el libro titulado: «Siete reglas de oro para vivir en pareja» by (Gottman, J.M. y Silver, N.). dan por sentado que lamentablemente acerca de matrimonios y parejas, hoy es casi predecible visualizar un posible divorcio o separación.
Y esto nos lo participa el comportamiento de cada quien, hablamos de una ruptura o un divorcio, y no por intuición, si no por el resultado de una investigación, el mismo que llevó a identificar a los cuatro asesinos de la pareja o también conocidos como los 4 jinetes del apocalipsis de las relaciones de pareja y estos son:
– Las Críticas constantes
– El desprecio
– El estar siempre a la defensiva
– La Frialdad o Retirada Emocional
Es interesante leer las pautas que propone el libro: «Siete reglas de oro para vivir en pareja» (Gottman, J.M. y Silver, N.) para ayudarnos a mejorar la funcionalidad de nuestra relación, siendo el capítulo «Cómo predecir el divorcio» el que más llama poderosamente la atención el mismo que esta basado en los estudios realizados al respecto de que si se puede precisar si una pareja acabará divorciándose o no.
La señal está en los intentos de desagravio y los malos recuerdos que si se juntan todas en una relación tendremos como resultado un 90% de probabilidades de una ruptura o divorcio a la vista.
John Mordechai Gottman es psicólogo clínico estadounidense e investigador que se dedicó durante mas de 40 años a estudiar de forma científica a parejas, de esta forma pudo obtener resultados que fueron integrados en los métodos y protocolos de trabajo en la terapia de pareja.
Así mismo Gottman observó, los resultados de las estadísticas de divorcio que entonces eran para un primer matrimonio del 67 por ciento en un período de 40 años, produciéndose la mitad de esos divorcios durante los 7 primeros años de relación. Además de la probabilidad de divorcio en los segundos matrimonios que iban en aumento en un 10% más con respecto a los primeros.
Después de muchos años de investigación este investigador afirmo con total seguridad que se puede predecir con un 91% de probabilidades si una pareja se divorciaría o seguiría felizmente unida después de observarla y escucharlas durante cinco minutos.
John Gottman y su esposa Julie Schwartz fundaron a finales de los 70 lo que llamaron el “laboratorio del amor” al que acudían miles de parejas para ser observadas, monitorizadas y analizadas mediante vídeo, audio, sensores fisiológicos y otros medios como el análisis de las micro expresiones, reacciones emocionales, lenguaje no verbal, etc. Investigación en donde también halló que hay personas especialmente buenas para mantener relaciones y esto debido a que son personas que buscan que apreciar, valorar, ven el lado bueno de los demás. Comparado con la gran mayoría que hoy en día hacen todo lo contrario centrándose más en las debilidades o vulnerabilidades de sus parejas (errores o defectos).
Si bien las críticas o estar a la defensiva suelen presentarse en cualquier pareja el problema se suscita cuando solo estamos pendientes de resaltar aquello y en vez de repararlo o aceptar que se debe de reparar hacen aún más leña del árbol caído liberando a uno de los asesinos de los cuatro jinetes del apocalipsis de las relaciones de pareja o del matrimonio.
Según el Matemático James Murray, quien defiende una teoría que nos asegura que las matemáticas no son sólo un concepto abstracto, sino que tienen numerosas aplicaciones prácticas, entre ellas la de consejero matrimonial. Su teoría asegura que con un simple modelo matemático elaborado junto a colegas de la Universidad de Oxford en Reino Unido, ha podido predecir tasas de divorcio con una precisión del 94%. así mismo ha estudiado el caso de 700 parejas recién casadas, a las que grabaron mientras hablaban sobre un tema controvertido -dinero, sexo o familia política- y a las que pusieron nota, siendo las puntuaciones positivas para las expresiones de humor y de afecto, mientras que las negativas se refirieron a las actitudes de enfado y desprecio o ponerse a la defensiva.
Murray y equipo emplearon esas puntuaciones, junto al modelo matemático que elaboraron, para identificar los distintos tipos de parejas. Posteriormente hicieron un seguimiento de los matrimonios, en intervalos de 1 o 2 años durante un total de 12 años, y pudieron confirmar la ‘asombrosa exactitud’ del modelo de predicción tal como lo comentamos…
Debería haber espacio para discusiones que no se centren en quien está bien y quien esta mal. Si usted y su pareja o cónyuge tienen constantemente desacuerdos y ya no pueden tener conversaciones sobre las cosas que importan, puede ser una señal de que ha llegado el momento de divorciarse.
Según Gottman , las parejas pueden pasar años tratando de cambiar a su pareja, pero es imposible. La razón se debe al hecho de que la mayoría de los desacuerdos tienen sus raíces en las diferencias fundamentales de personalidad, valores, estilos de vida de ambos.
A continuación claras señalas que marcan la llegada de un posible divorcio:
Problemas de Comunicación
Principal causa de divorcio, específicamente la falta de comunicación . Las parejas necesitan trabajar en equipo, necesitan ser capaces de acudir al otro para apoyarse y comprenderse así como que también necesitan ser capaces de hablar de las pequeñas como de las grandes cosas de la vida.
Falta de Intimidad
Sin duda una muy mala señal ya que la intimidad es una parte importante del matrimonio es la diferencia entre la amistad y la relación romántica del matrimonio. Puede porque no, haber momentos de calma o necesidad de espacio pero si no se puede recordar cuando fue la última vez que hubo intimidad estaríamos frente a una clara señal de alarma de que la relación está haciendo aguas.
Las críticas
Impera aqui mucho el estilo de comunicación en donde es muy importante el saber diferenciar entre hacer una queja y una crítica. En la queja, necesaria para el desarrollo de la propia relación, nos fijamos en la conducta del otro, mientras que en la crítica devaluamos al otro. No es lo mismo decir “me gustaría que no juegues con tosquedad con la niña» a decir «eres un imbécil y bruto».
Falta de Confianza
Se supone que tu pareja o cónyuge es una de las principales personas en las que podemos confiar a plenitud caso contrario es imposible sentirse cómodo y es que … muchas cosas pueden llevar a la falta de confianza incluyendo la infidelidad, las mentiras o el comportamiento irrespetuoso. No es buena señal si constantemente se cuestiona a la otra parte o si se tiene problemas para creer las cosas dicen.
El Desprecio
El gran asesino de la relación y esta varía desde resentir a tu pareja hasta despreciarla por completo. El humor puede cambiar de positivo a negativo cuando entran en la habitación. Pueden criticar cada una de sus acciones o dejar de tratarle cómo a un igual. Cualquiera que sea la razón del desprecio, ningún matrimonio puede durar si no se abordan o se tratan con urgencia estos sentimientos de amargura y rabia. Con el desprecio en cualquiera de sus formas se alimentan las contestaciones negativas sobre la pareja que se almacenan dentro de la persona de no resolverse. Según Gottman al respecto dijo que las parejas que muestran deprecio tienen mas probabilidades de sufrir enfermedades infecciosas. ¿Curioso verdad?.
El lenguaje del cuerpo
Durante una discusión tensa con la pareja, habrá cambios físicos en la persona que se siente abrumada. La reacción física más común es la aceleración del ritmo cardíaco, asimismo, habrá un aumento de adrenalina que estimulará la respuesta de huida o ataque. Las sensaciones físicas que provoca el sentirse abrumado harán imposible tener una conversación productiva que solucione el conflicto. Las investigaciones han demostrado que los hombres tienden a ser más evasivos, mientras que las mujeres recuperan pronto la calma y se muestran conciliadoras.
Sentirse abrumado
Quienes se enfrentan constantemente a este tipo de agresiones, se sentirán abrumadas, indefensas y por consecuencia responderán con una actitud evasiva para así protegerse de los ataques del cónyuge. La forma de lograr disminuir el sentirse abrumado será distanciarse emocionalmente de la pareja. Esto a su vez hace que el otro cónyuge se sienta solo. Sin ayuda, el matrimonio terminará en el divorcio o ambos mantendrán vidas paralelas.
EL Engaño
Cuando se engaña a la pareja, la infidelidad provoca que la felicidad marital sea menor, así como un mayor sentimiento de «proclividad al divorcio». A menudo suele ser una verdadera sorpresa dolorosa el descubrir que alguien en quien hemos confiado por completo nos ha engañado, mentido. Lamentamos no solo la pérdida de lo que teníamos; también lo que pudo haber sido. A pesar de todo, muchas parejas lo logran superar.
La Pérdida a sí Mismo
Sucede cuando algunas relaciones son agotadoras. En el inicio todo es embriagador sin embargo a medida que va pasando el tiempo se puede comenzar a sentir que se ha perdido, que no eres el mismo o la misma. Ya no disfrutas de lo que te hacía disfrutar y sentirte bien, ya no dispones de tiempo para ti mismo y lo que es peor luchas por ese instante contra viento y marea pero tampoco es que lo pases bien por lo que sabes que te espera al regresar… Y todo esto puede suceder cuando sientas que estas con tu pareja por los hijos o por algun que hay en común. En cada relación, necesita ser capaz de seguir siendo “tú”. La pérdida del yo puede llevar a problemas muy graves en las relaciones incluso al divorcio.
Intentos de desagravio fracasados
Es un esfuerzo que realiza la pareja para calmar la tensión durante la discusión y poder evitar sentirse abrumado, es algo así como un tiempo fuera, como por ejemplo: «Vamos a dejarlo un momento», «espera, necesito calmarme», inclusive algún gesto o tono de voz puede funcionar como un desagravio. Aparte de calmar la tensión emocional, también se baja el nivel de tensión física y así se evita sentirse abrumado, esta habilidad de la pareja los llevará a salvar su matrimonio. Si estos intentos pasan inadvertidos por la pareja, se desarrolla un círculo vicioso entre los cuatro jinetes. Esta es la señal más clara para predecir el divorcio, ya que si se presentan los cuatro jinetes pero la pareja logra reparar los daños seguirán manteniendo un matrimonio estable. pero si no existen intentos de desagravio, o si pasan desapercibidos, el matrimonio corre serio peligro.
Las posiciones defensivas
Basadas en la negación, es no querer ver los problemas, las dificultades, no atender las demandas del otro, las peticiones del otro. Además de esto se responsabiliza a la pareja de estar creando problemas donde no los hay, de estar sobreactuando o llamando la atención lo que deja en soledad y abandono al otro miembro de la pareja que no sabe cómo llegar al otro generando un fuerte sentimiento de impotencia y malestar lo que le hace a muchos huir.
El No le Importa
Generalmente sucede cuando la relación o matrimonio puede haber terminado y estamos en el momento del divorcio si ya no importa la relación. Lo que significa que ya se ha dado por vencido/a una de las partes. Esto puede suceder después de intentar la terapia de parejas y otras acciones para trabajar la relación en el matrimonio. También podría suceder que no hay interés de poner esfuerzo alguno por salvar la relación y se esté soñando con una vida diferente a la que se llevaba pero en la que el otro/a no esté incluida. Si ya no te importa la relación y te haz rendido definitivamente estamos frente a una señal de que es el momento de separarse o divorciarse.
Las Relaciones Tóxicas
Aquellas en que la dinámica de lo que era la pareja y gustaba ha cambiado al punto de estar llena de negatividad. Es decir como la canción Eclipse total del amor «Erase una vez una historia felíz… ahora es solo un cuento de horro, temor o desprecio…» Y es que algunas relaciones tóxicas pueden llegar a ser mentalmente, emocionalmente o físicamente abusivas. Si bien las relaciones tóxicas pueden ser trabajadas en terapia de parejas o consejerías matrimoniales, cualquier tipo de abuso es inaceptable y no debe ser tolerado por lo que es ya una gran señal de que la relación no tiene para donde ir.
Las cosas se vuelven violentas
La crítica y los sarcasmos indican que existe desprecio por el otro, es ahí cuando se vuelve violenta. Si una discusión tiene un planteamiento violento, terminará inevitablemente de manera negativa, por mucho que se intente «ser agradable». De modo que si comienzas así una discusión, piénsalo dos veces.
El silencio o las actitudes evasivas
El distanciamiento de una de las parejas o de los cónyuges ante la angustia que le suponen las críticas, el desprecio o el planteamiento de problemas frente a los que uno no se siente competente en su abordaje. Uno de los miembros de la pareja presenta, por tanto, una estrategia de resolución de problemas basado en la huida, la evitación o el aislamiento. Esta actitud evasiva es mas común en los hombres hasta en un 85% y no se limita al silencio sino a todo tipo de conductas sutiles como la evitación del contacto ocular, no mostrar importancia, hacer como si no oyera, etc.
Malos recuerdos
En los matrimonios felices, los cónyuges miran el pasado con cariño, recuerdan los buenos momentos, si han tenido dificultad ven la situaciones como algo que han superado juntos. Pero cuando un matrimonio no va bien, no sólo se ve negativo el presente y el futuro, sino que se reescribe el pasado, recuerdan hasta la media hora que llegó tarde en su primer cumpleaños juntos. También puede ser que les resulte difícil de recordar el pasado, es algo que se ha vuelto poco importante y se ha desvanecido.
Estas son pues algunas de las señales que nos advierten de que la pareja es candidata a la separación o al divorcio que como bien lo manejaba Gottman los que nos especializamos en ello podemos tranquilamente ver en una conversación con estos si están mal-funcionando y que, si no se acometen acciones terapéuticas urgentes, la relación acabará rota definitivamente por ser totalmente predecibles.
El final se acerca, pero no este no se acaba hasta que se acaba /
Cuando una pareja llega al punto de reescribir su historia, cuando sus mentes y sus cuerpos imposibilitan la comunicación adecuada y la solución de los problemas, el final es inevitable.
La pareja o los cónyuges están esperando la batalla, el matrimonio se convierte en un tormento y lo más comprensible es el abandono de la relación de manera literal, es decir divorciándose, o viviendo vidas separadas bajo el mismo techo. Cuando se está en esta última etapa, puede haber una relación extramatrimonial por uno o ambos cónyuges, síntoma de un matrimonio moribundo, no la causa.
Muchas parejas generalmente buscan ayuda terapéutica para salvar su matrimonio cuando ya están en la última etapa, cosa que no han hecho ante las primeras señales si las hubieran sabido reconocer y es que con la ayuda precisa en el momento preciso muchas parejas o matrimonios pudieran haber seguido vivos. La relación que ha formado la pareja, la amistad existente entre ellos y el conocimiento del otro son las áreas con las que se debe trabajar en terapia para lograr el reencuentro que les permita crear o continuar construyendo un sistema de significados compartidos y ojo la clave no está en como manejar las discusiones sino en como se comporta la pareja o un cónyuge con el otro cuando se está discutiendo.
En contraposición a todo esto, hasta aqui, John Gottman propone los siguientes principios:
– Mejora el conocimiento sobre ti y tu pareja para poder afrontar de manera positiva las dificultades y los conflictos. – Cultiva el cariño y la admiración por tu pareja. – Acércate al otro, interésate por sus necesidades, practica la comunicación – Deja que tu pareja te influya y compartid las decisiones. – Resuelve los problemas solubles, sin culpar ni juzgar, con tranquilidad, tolerancia y llegando a un compromiso. – Sal del estancamiento, integrando vuestros respectivos sueños en la vida de pareja. – Crea un sentido de transcendencia a través de vuestros rituales de conexión, papeles que desempeñáis, objetivos de la pareja…
En muchos de los casos, de existir hijos menores de edad dentro de la relación existe un pronóstico duro en cuanto al proceso porque frente a la inmadurez de alguno o de quien obtenga la patria potestad o tenencia este jugará con ello al punto de condicionarlo todo sin mirar el gran daño que hacen de esos pequeños, esto es a lo que llamamos procesos delicados en el que la otra parte evita molestar a la otra para no accionar su toxicidad aún latente.
Recordemos o que se sepa que «El divorcio no es un fracaso. Fracaso es fingir que eres feliz en una relación donde no quieres estar» Por tanto, entenderlo así, y no tomar represalias por ello o por no haber sido tu el o la que no dió la voz de hasta aquí.
Ninguna separación es fácil mucho menos un divorcio.
La separación o divorcio implica hacerse muchas preguntas… Es romperse ante la pregunta de cómo estás, mantener el tipo de vida que se lleva, averiguar dónde está tu hogar ese hogar con el que tanto soñamos, aquellas fotos del pasado, no querernos quitar el anillo pero que tenemos que hacerlo, son esas lágrimas en silencio que ruedan por las mejillas y que en muchas oportunidades hemos de esconder, es recordar los detalles que te gustaron de esa persona, lo que te hacía sonreir de él o de ella, lo que te daba vida pero también es ahora admitir que no hay nada sólido para continuar… Todo cambia. Donde antes había horas, que parecían minutos, de conversación trepidante y gran emoción que terminaban muchas veces refundidos nuestros cuerpos, ahora no se sabe cómo sostener una charla más allá de unos monosílabos o que, al menos, uno de los dos la empiece sin forzar, o que solo tengamos que hablar por el tema de los niños o lo que atañe a ellos….. Todo se desploma, es cierto. Aquellas «cosas que hablamos», «aquellos planes que dejan de serlo y las metas que se esfuman como el humo del cigarrillo». Es el momento en que la palabra de las partes no valen nada y todo pasa a ser suposiciones, duele y mucho más aún si son muchos años despertando con la misma persona que como fuere amábamos… Pero no es el fin del mundo, debemos entender que no lo es. Es sólo una experiencia que había que vivir y aprender de lo vivido lo que hicimos mal y recordar de lo vivido lo bueno que lo pasamos a pesar de…..
El tiempo al final nos traerá la calma y podrás volver a verle a los ojos, puede que aún amemos puede que ya no… pero habrá siempre una línea casi imperceptible entre ambos que nunca se acabará si al final la relación terminó por mutuo acuerdo por el bien de los dos y del fruto de aquella relación.
Fuente: Agencia Mundial de Prensa