Históricamente, la clase media en Colombia se ha constituido a través del tiempo en un pilar fundamental de la economía en nuestro país, lo cual ha quedado patentizado en estos tiempos de Covid-19, está comprobado que el desarrollo de cualquier nación se mide por el tamaño de su clase media, porque es la que nutre a los mercados a través de su consumo y alimenta a los Estados mediante sus impuestos.
Podemos afirmar que una nación sin clase media sería totalmente vulnerable a peligrosos y violentos conflictos sociales, ya que las diferencias entre los estratos más altos y los menos favorecidos se tornarían más graves si no existiera la clase media.
La gran cantidad de ciudadanos que podrían clasificarse en los estratos medios –que son la clase media de la población–, no son lo suficiente y es ahí precisamente donde nace la mayoría de problemas que soporta Colombia, aunque la falta de oportunidades para generar ingresos y la insistencia del Estado en recurrir a la clase media para cobrarle los impuestos y amenazar con el embargo de sus bienes, cada vez que necesita financiar sus gastos.
A pesar de que la vida de millones de colombianos había mejorado en las dos últimas décadas –antes de la pandemia– luego que la clase media se duplicara al pasar de 6,6 millones de personas en el 2002 a 13,5 millones en el 2019, convirtiéndose su impulso a través del consumo en un hecho fundamental para mantener el ritmo de la economía en los años recientes, esto confirma que cerca de dos millones de nuevos hogares colombianos ascendieron a la clase media en la última década, duplicando el número de sus integrantes. En el año 2019 la economía colombiana había crecido en un 5,8 –antes de la llegada de la pandemia– y se previa que en 2020 lo haría en un 6 por ciento, convirtiéndose en el tercer mejor desempeño de América Latina, pero su balance se contrajo a 6,8% y ha tocado afrontar esa situación con nuevas medidas y estrategias, por parte del Gobierno.
Dicho estudio parte de que entre los 47 millones de habitantes, que es la población de Colombia, hay unos 13,8 millones de ciudadanos con recursos de clase media, 16,5 millones que devengan menos que estos y 1,38 millones de ricos. De lo anterior se concluye que 13,32 millones de colombianos no aparecen en las estadísticas porque o pertenecen al sector informal, es decir los que tienen como modus vivendi el “rebusque”, muy popular en Barranquilla y los que viven en la extrema pobreza o en la indigencia.
Los últimos sondeos del Dane dan a conocer que el consumo de los hogares de clase media creció cuatro veces entre los años 2000 al 2019, periodo en el cual se evidenció un mayor poder adquisitivo, ahora pocos tienen acceso a los servicios financieros y en muchos casos a través de endeudamiento.
Por ahora, poco a poco, los pobres en Colombia, aunque realmente no dejen de serlo, están empezando a ser tenidos en cuenta, no solo en los registros de la clase media, sino como consumidores y por lo tanto, como ciudadanos con poder adquisitivo, mas no de decisión. Lo cierto es que el empoderamiento educativo y político de la clase media solo se lograría con una política de educación para todos, que en Colombia aún brilla por su ausencia, se espera que los anuncios de los últimos días en medio del paro nacional sean una realidad lo más pronto.











