[Editorial] El autocuidado sigue siendo importante

Hay quienes conceptúan que no  podemos quedar encerrados a perpetuidad, lo más acertado a la vista es lo que se ha venido experimentando desde varios meses atrás, consistente en ir saliendo paulatinamente en la búsqueda de la  recuperación de la vida productiva, el empleo, los ingresos, el consumo, los proyectos, y sobre todo estar preparados para ganar la guerra contra el coronavirus.
Tampoco podemos  salir tranquilamente a “callejear”, como si el virus hubiese pasado a la historia; si no se sigue cumpliendo una reapertura cuidadosa, razonable y gradual, lo primordial es mantener los protocolos bastante conocidos  por la población más vulnerable.

Tanto los adultos mayores como las personas con especiales debilidades de salud deben mantener cuidados extremos para evitar cualquier contagio, pero resulta eminentemente necesario que se dirija la mirada a todos aquellos seres humanos que no tienen otro medio de subsistencia que lo que puedan conseguir en las calles de Barranquilla, a través de las actividades incluidas en el rango del diario rebusque, actividad que desarrollan miles de personas.
Resulta conveniente  aplazar el retorno a las aulas de la población estudiantil mientras no exista la certeza de la desaparición definitiva del peligro del coronavirus. Al respecto, hay que saber que han sido claramente manifiestas las desigualdades de acceso a la educación virtual por la falta de conectividad o de equipos en los estratos de precarios recursos.

Es menester que no continúen las exageradas aglomeraciones humanas, un procedimiento hasta ahora el más idóneo para evitar el aumento de los  contagios.

Nos parece que todavía es muy temprano para pensar en la reanudación total del aforo en los escenarios de espectáculos públicos masivos, en los estadios y en otros lugares encerrados, como tampoco los grandes tumultos en los centros comerciales.
Mientras desaparezca  en forma definitiva el covid-19, ya se sabe que  solo podrán ir renovando sus actividades aquellos sectores y subsectores que puedan demostrar que la  capacidad  de sus políticas laborales no presentan el más mínimo riesgo del contagio por contar con los mecanismos de bioseguridad y de protección de los trabajadores.

Se puede afirmar que aún estamos en el momento de actuar con la mayor prudencia, no solamente para cuidar la salud, también es necesario cuidar el bolsillo para saber cómo financiar  los gastos que vendrán en el  futuro, el que se vislumbra repleto de grandes y oscuros nubarrones en medio de la pandemia.
No deja de ser preocupante que en la mente de muchos colombianos comience a germinar la idea de que el Gobierno y los bancos están en capacidad y dispuestos a arreglar  todos los problemas por muy graves que estos se presenten.

Ojalá que una vez desaparezcan los peligros  de  contagio  de covid-19 en todo el territorio nacional, sea posible que la normalidad no demore en aparecer, lo que sí se puede asegurar es que esta todavía no está a la vuelta de la esquina.
Lo que se avizora en el horizonte no es algo diferente a  que la actual emergencia sanitaria nos puede  llevar a una crisis social y económica de inmensas proporciones – ojalá que no–.

Todo lo anterior nos hace presagiar que serán muchos los programas y proyectos contenidos en los Planes de Desarrolló de los diferentes entes territoriales, llámense departamentos y alcaldías, que serán aplazados indefinidamente como consecuencia de la pandemia, circunstancia que se podrá catalogar como la justificación que esgrimirán algunos mandatarios para el aplazamiento de las promesas esbozadas durante sus campañas proselitistas.

#DIARIOLALIBERTAD