En las últimas horas, las vacunas de Johnson & Johnson y AstraZeneca volvieron a quedar bajo la lupa por una posible vinculación entre estas inmunizaciones y el síndrome de Guillain Barré.
Cabe mencionar que, mientras la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA) anunció que emitirá una alerta por el desarrollo norteamericano, la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) pidió estar alerta por la vacuna británica.
Ante dicha situación, que se suma a la ya notificada posibilidad de generar trombos, ambas empresas anunciaron que se encuentran analizando el reformular sus biológicos.
Más allá de los nombres y orígenes, ambas vacunas comparten la misma plataforma, es decir que se basan en un viral no replicativo, es decir que utilizan un adenovirus (como puede ser el virus de la gripe) que le introduce un pequeño trozo de la proteína del SARS-CoV-2 (es decir de la corona que le brinda el nombre).
La estrategia es sencilla: un Caballo de Troya. Mientras que el adenovirus es el gigante de madera, la spike es Ulises escondido dentro. Sin embargo, a diferencia la novela, no habrá una invasión sino un simulacro que le permitirá al cuerpo aprender a batallar con la enfermedad sin, realmente, enfermarse.
¿Qué es el síndrome de Guillain-Barré?
El síndrome de Guillain-Barré (SGB) es una enfermedad autoinmune que es desencadenada por un proceso infeccioso (viral o bacteriano o, incluso tras una vacuna) y tiene una tasa de incidencia de entre 1 y 2 casos por cada 100 mil personas. El desarrollo de la enfermedad podría resumirse en una batalla del cuerpo con él mismo, ya que el sistema inmunitario ataca al sistema nervioso periférico (nervios y ganglios nerviosos) y provoca sensaciones dolorosas, térmicas o táctiles, además de generar debilidad muscular y pérdida de sensibilidad en las piernas o brazos.
Considerada como una enfermedad “rara”, la OMS advierte que en la “mayoría de los casos, incluso en los más graves, los pacientes se recuperan totalmente”, aunque aclara que existe un porcentaje que puede padecer parálisis casi total, por lo cual advierte que es de suma importancia la aplicación de tratamientos y seguimiento médico, ya que los síntomas puede extenderse por pocas semanas y, en la mayoría de los casos, se recuperan sin complicaciones neurológicas graves. Vale destacar que, pese a que existen mejoras, esta patología no tiene cura.
Fuente: Sistema Integrado de Información Digital.
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