Por: Valeria Tuiran
Redacción Sociales
En la vereda Los Límites, jurisdicción de Luruaco, en medio de la inmensa naturaleza que habita en este mágico lugar, se encuentra Ana Isabel Arroyo Olivares, quien ha dedicado parte de su vida al tejido de productos artesanales elaborados con bolsas plásticas reciclables, una técnica que le ha permitido contribuir a la prevención y cuidado del medio ambiente, siendo este su principal objetivo.
Ana Lucía, cuenta a Diario LA LIBERTAD que su pasión por las artesanías inició desde muy pequeña, aprovechando cada espacio que disponían en su comunidad para el fortalecimiento de esta actividad que día a día se hacía más visible en su vereda como una idea estratégica para motivar a las familias y facilitarles un medio de producción que favoreciera a todos los habitantes en aquel momento.
La idea de crear artesanías a base de bolsas reciclables se desarrolla de la mano del Proyecto Tití, una iniciativa que surge para la conservación de la especie endémica del Caribe colombiano como lo es el Tití Cabeciblanco, además de reutilizar todo material contaminante que pudiera afectar el ecosistema, en la elaboración de productos útiles para la vida diaria de las personas.
El municipio de Luruaco no sólo se ha caracterizado por el gran talento que tiene su gente, sino también por el trasfondo de cada una de sus obras. Respecto a esto, Ana ha tomado la vocería en su vereda y ha hecho más latente los motivos que existen detrás de sus iniciativas, las cuales desde un principio han ido encaminadas hacia la preservación y cuidado de los bosques, y por supuesto, todo aquel ser vivo que en él habita; para ella, existen factores más significativos que sus propios beneficios e intereses, por tal motivo que este es y “seguirá siendo” el mensaje de mayor valor que ha buscado transmitir en su entorno.
“Crear productos con material reciclable va mucho más allá del incentivo económico que este le puede aportar a mi economía; mi principal objetivo, motivación y eje, es el de brindarle a la naturaleza mi granito de arena para contribuir a su cuidado, ese es mi mayor muestra de agradecimiento hacia ella, por el aire que nos brinda a diario, por la oportunidad de respirar y por la sombra que nos dan sus arboles en un día soleado. Yo me siento afortunada de levantarme cada mañana en mi vereda y ver las maravillas por las que estoy rodeada, y acostarme con la satisfacción de saber que estoy haciendo algo para mantenerla viva, que es reciclar”, dijo.
Lo sencillo se vuelve extraordinario en las manos adecuadas
Aunque la principal característica que resalta a esta artesana es el mensaje transformador que encuentran los espectadores en cada unas de sus creaciones, es imposible dejar de lado la calidad de productos que desarrolla con un material que aparentemente ‘no es de utilidad’ a los ojos de muchos, su magia para transformar una simple bolsa en mochilas, accesorios, bolsos, cojines, individuales y muchos más objetos para el hogar, son un claro ejemplo que las cosas más sencillas pueden llegar a ser una pieza extraordinaria cuando se elaboran con amor, agradecimiento y por supuesto, con una razón fundamentada.
“Mi idea siempre ha sido innovar, anteriormente me limitaba con las creaciones y colores; empezamos haciendo mochilas, y actualmente elaboramos diferentes artículos para el hogar los cuales gracias a Dios han sido acogidos con mucho amor por las personas que los adquieren, y es que cuando innovamos, demostramos el gran interés que hay en nosotros por sacar adelante eso que con tanto esfuerzo hacemos. Disfruto lo que hago, además que sé que estoy aportándole beneficios al pedacito de tierra donde me tocó vivir. Yo creo artesanías con propósito”, agregó.
Su indiscutible creatividad le ha permitido ser parte de distintas ferias a nivel nacional e internacional; el pasado 2012 presentó sus productos en Brasil, Río de Janeiro, donde ganó reconocimiento y causó gran impacto por las diferentes iniciativas que ha estado desarrollando en pro al cuidado de la naturaleza.
Entre las metas de Ana Lucía Arroyo, además de continuar con su labor, se encuentra el deseo de promover e inculcarle a las próximas generaciones el amor por la conservación de los ecosistemas, que su cuidado se vuelva un hábito que logre mantenerse con el pasar de los años no solo en su municipio, sino en cualquier rincón del mundo.
“Quiero invitar a todas las personas que tienen un arte, a que se enfoquen no solamente en la generación de ingresos que este les produce, sino también en buscar día a día un motivo que los conlleve a realizar con más entusiasmo esa actividad, que exista un ‘por qué’ significativo y que este aporte cosas significativas a sus vida; también a qué se motiven a proteger todo aquello que hace parte de nuestro planeta, es momento de ser conscientes sobre las miles de especies en peligro de extinción que nos necesitan, es un buen momento para agradecerle a la naturaleza todo lo que le ha brindado a la humanidad. ¡Aprovechemos nuestro talento y ayudemos!”, concluyó.














