Por: Orlando De La Hoz Bernal
Ciego, sordo y mudo, así como la canción de Shakira se encuentra el presidente Ivan Duque encerrado en su burbuja de la casa de Nariño. Observamos con profunda indignación que el ejecutivo nacional teme al clamor ciudadano que exige un cambio en las políticas públicas, donde los jóvenes, trabajadores y colombianos del común y corriente perciben que la exclusión es la ley imperante y la respuesta a la protesta pacífica y legitima es la represión, la estigmatización y la bala asesina.
Valores universales como los derechos humanos que tanto le han costado al desarrollo de la naciones como la paz , la ética, los principios y demás conductas que son de elemental respeto y acatamiento hoy el mundo moderno ; tristemente en Colombia son un privilegio, pues en nuestro país impera todo lo contrario , la guerra, la corrupción que roba los recursos públicos, el clientelismo , el racismo y clasismo estructural de la elites gobernantes, la depredación al medio ambiente, la falta de igualdad para la mujer, el aprovechamiento del poder para pedir favores sexuales.
Estas conductas generan en nuestra sociedad repudio y sobre todo deseos de cambio y trasformación; es por ello que desde este espacio de reflexión y análisis político hacemos un llamado a no estar condenados al mismo destino, a ofrecer salidas alternativas, donde la alegría y la libre expresión sean los elementos más importantes de la democracia y el dialogo y concertación con todos los estamentos sociedad sea un principio de estado. Este destino será posible si somos capaces de juntarnos diversas fuerzas ciudadanas y organizaciones políticas y sociales con el propósito de ganar las elecciones del 2022.
El país necesita un presidente atento a escuchar el clamor popular y tomando decisiones acertadas en favor de las mayorías nacionales, al igual que un Congreso renovado con leyes acordes al siglo XXI. De esta forma es posible que Colombia sea la nación del tamaño de nuestros sueños.
¡Juntos llegamos!