Por Hugo Castillo Mesino
Leisys Rodríguez Hernández, una niña de 11 años que cursa el sexto grado de primaria en el Municipio de Morón, Ciudad del Gallo, Provincia de Ciego de Ávila, Cuba, me asombró al escuchar su poesía intitulada “Sagrado Corazón”, dedicada a un tío enfermo, aspirando a su pronta recuperación, despertando con su voz sonora un universo de ideas por su contenido espiritual y literario, escrita con letras de esperanzas, con un hondo sentimiento familiar que dice: “Tal vez no me recuerdes, pero yo a ti sí; tu grandeza y tu pureza son reconocidas hasta el fin, tu fortaleza, tu honradez y tu intransigencia brillan un montón. Tu gran personalidad brilla como el sol y las personas de Morón te alumbran con su corazón. Eres un guerrero y tus almas son: la verdad, la fidelidad, el compañerismo y el gran valor. Dios agradece esta alma y salva su corazón, su corazón puro, su sagrado corazón; tus carcajadas y tu gran humor alegran al sol y en este poema te regalo mucho amor y bendición. Tu rostro tatuado está en Cuba y en cualquier lugar, tu humanismo escrito está, tu fidelidad alumbra más y tu compañerismo brilla cuanto más. Trabajador, buen compañero y esposo y un gran padre eres en cualquier lugar. Persona de confiar y de contar y en presencia de Dios, eres un sagrado corazón”.
La poesía en Leisys es como el aire o el oxígeno inoculado de letras y palabras desde el comienzo, como la salida del sol hasta ocultarse la luna. Sus palabras van tejidas y brotan unas detrás de otras y viceversa, llegan al alma de su tío y de los enfermos, los humillados, solitarios, viajeros y de quienes padecen por otras circunstancias. La poesía puede significar alegría, tristeza, humillación, desolación, libertad, es algo así como el callar, el fingir, el conspirar, el vivir y el revivir espiritual. Leer a Juan Manuel Roca en su libro “Asedios a la Palabra”, nos enseña que la palabra funda, siembra, alumbra, alimenta y alcanza la presa.
El “Sagrado corazón” en poema y las palabras poéticas de Leisys al leerlas en medio de la claridad y oscuridad por la enfermedad de su tío, son cómo encender y apagar una lampara, u observar las luciérnagas titilar. Al final, es la poesía de una niña con sentimientos y alma de poeta, es una luz en los oídos de su tío y un estímulo al verse reflejado en el poema del “Sagrado corazón”, al parecer es un espejo de atributos que renacen el deseo y la aspiración de decirle: “Sobrina, reconoces en mí tanta cosas que soy capaz de hablar de cada una de ellas, las llevas en la excelente educación que imparten en mi país que es el tuyo, donde resaltas la escala axiológica de este ser y del hombre que soñó el “Che” y el comandante Fidel”.
Leisys en su poesía exhorta a redescubrir esa frase, en esta época de incertidumbres, como “pronta recuperación”, donde la fuerza de la palabra se convierte en una acción que actúa sobre la piel y los sentimientos de su tío y a su vez de muchos humanos que han atravesado por este tipo de situación. La devoción de Leisys por la recuperación de un familiar invoca al “Sagrado corazón” que es el mismo Jesús, haciendo una ruptura ante quienes creen o piensan todavía como ceguera cultural que Cuba es ateísta; hoy el país caribeño concibe diversas expresiones religiosas. Leisys nos habla diciendo que tal vez su tío no la recuerde e invita a revivir el pasado y refugiarse en él, con la esperanza de que las palabras inmersas en el “Sagrado corazón” sean sinónimos de recuperación. La grandeza pensada por la niña poetisa es el reconocimiento significativo a esa persona con una enorme grandeza, convertido en un referente familiar, donde se siente su ausencia, su pureza, se le reconoce su fuerza, vigor, firmeza y resistencia; la apuñalada del corazón ante la enfermedad de su tío, es una metáfora que despierta los sentimientos de la poetisa y los universaliza al resto del círculo social. Los atributos en la poseía de nombre “Sagrado Corazón” como la honradez, cualidad que obra y actúa con rectitud, justicia y honestidad, es el lenguaje en la formación del ciudadano cubano, con enfoque humanístico.
Los deseos de Leisys son inmensos, nos convence cuando a cada palabra le inyecta amor y estas brillan al leerlas, al hacer este ejercicio propio de quienes concebimos que lo normal no produce cambios; por el contrario, hay que brillar por montón, alumbrar el corazón, guerrear, agradecerle a Dios, reír a carcajadas, vivir con sentido de humor y tatuarse el alma sin prejuicios y apariencias. Leisys, la poetisa, es nieta de Lázaro Hernández, quien fue mi profesor en la Universidad de Ciego de Ávila (UNICA), Cuba. Repensar el arte literario sin distancia ni tiempo.