Por: Pepe Sánchez
Eduardo III Plantagenet, coronado rey de Inglaterra el 1 de febrero de 1327, no tuvo una monarquía fácil: Primero debió esclarecer el asesinato de su padre, el rey homosexual Eduardo II quien fuera ajusticiado de manera cruel y vergonzosa sin fórmula de juicio; más tarde, debió imponerse a su madre, la enérgica y dura Isabel, La Loba de Francia y a su amante, el Conde Roger de Mortimer, quienes luego de haber depuesto y encerrado al anterior monarca en 1327 habían asumido la regencia.
Más tarde, debió invadir a Francia en la Guerra de los Cien Años, tratando de conseguir para su ascendencia, el trono de ese país.
Las dinastías francesas normandas, Plantagenet, Tudor y Estuardo, estuvieron en el trono de Inglaterra entre 1066, cuando la invasión de Guillermo El Conquistador y 1707 y Eduardo III en 1337, proclamó a su familia como la verdadera monarquía francesa, e invadió a ese país, con el que combatió hasta su muerte en 1377.
Pero antes, hubo de romper la hegemonía de Isabel, su madre, y de Mortimer, quienes desde su ascenso a la regencia dominaban Inglaterra con mano de hierro y poderes absolutos.
Roger de Mortimer, quien nació un día como hoy del año 1287, fue el hijo mayor de Margarita de Fiennes y Edmund Mortimer, lugarteniente del Rey Eduardo II de Inglaterra y Gran Juez de Irlanda (1316 – 1321).
Roger de Mortimer, quien nació el 25 de abril del año 1287, fue el hijo mayor de Margarita de Fiennes y Edmund Mortimer, lugarteniente del Rey Eduardo II de Inglaterra y Gran Juez de Irlanda (1316 – 1321).
Fue el protagonista de una historia de amor ilícito, prohibido, con la reina Isabel de Inglaterra -hija de Felipe El Hermoso- apodada la Loba de Francia y casada con Eduardo II, rey homosexual
Esta Isabel nada tuvo que ver con Isabel I, la llamada Reina Virgen -dama que consolidara el gran poderío británico entre 1558 y 1603 y menos aún con la actual. Isabel de Francia, fue la tercera y única hija del Rey Felipe IV de Francia y de la Reina Juana I de Navarra. Además, fue hermana de los reyes Luis X, Felipe V y Carlos IV. Sus contemporáneos ingleses la llamaban la Loba de Francia (Louve de France).
Su unión con Eduardo II Plantagenet, no pudo ser peor. Él odiaba a las mujeres, y sólo accedió a casarse para poder tener una descendencia que le garantizara la continuidad del trono a su estirpe.
Esto. -según la propia Isabel- fue lo que la hizo lanzarse en los brazos de Roger de Mortimer y así lo cuenta en su relato novelado del hecho, el historiador y académico francés, Maurice Druon en Los Reyes Malditos.
-Creí amarlo -dijo-. Me esforcé en hacerlo, con sentimientos preconcebidos; luego, conocí en seguida con que hombre me había unido. Ahora le odio, con un odio tan intenso que sólo puede desaparecer con él… o conmigo. ¿Sabéis que durante largos años creí que el disgusto de Eduardo hacia mí provenía de un defecto de mi naturaleza? ¿Sabéis, amigo Mortimer, puesto que debo confesároslo todo, y por otra parte vuestra esposa lo sabe bien, que las últimas veces que se esforzó en frecuentar mi cama, cuando concebí a mi última hija, me impuso que el joven Hugh lo acompañara hasta mi lecho, y para poder cumplir su acto de esposo tenía que acariciarse antes con él, diciéndome que debía amar a Hugh como a el mismo, puesto que estaban tan unidos que no eran más que uno? Entonces fue cuando lo amenacé con escribir al Papa.. -señala Maurice Druon en el V libro de su colección Los Reyes Malditos, llamado La Loba de Francia.
El romance entre ellos fue intenso, tanto como lo demuestra este juramento que destaca Druon en su obra, que le hizo Mortimer a Isabel en la intimidad:
-Me entrego a vos -dijo él- Podéis exigirme lo que os plazca, y no darme más que lo que vos queráis. Mi amor será lo que vos deseéis. Puedo acostarme a vuestro lado, desnudos ambos y no tocaros si me lo habéis prohibido. Os lo juro
¿Cuántos hombres son capaces de hacer un juramento como este y estar dispuestos a cumplirlo?
Contra este portentoso e indestructible idilio, tuvo que luchar Eduardo III, desde cuando subió al poder el 1 de febrero de 1327, aprovechándose del insaciable deseo de riquezas, que hizo que Mortimer cayera en desagracia
El ansia de poder de este último, dio al traste con todo. Deseoso de dinero y de omnipotencia, Mortimer despertó envidas y odios y al final, Eduardo III, ya con 18 años y nuevo rey determinó el 19 de octubre de 1330 encarcelar a la pareja,
Isabel fue confinada en el Castillo de Norfolk hasta su muerte en 1336, pero a su amante, sin fórmula de juicio, lo ahorcaron el 29 e noviembre de ese mismo año.
Desde entonces y hasta 1377, Eduardo III empezaría su propio mandato…