POR: SOFIA ALEJANDRA MORA MACIAS, PARA “TEMA UNIVERSITARIO”
Nuevamente, queremos desde el Grupo de investigación, “Currículo, Formación y Saberes”, de la Universidad del Atlántico dar prelación a las “voces” de la memoria acerca de la “Tribuna Pedagógica” titulada, “Un examen a la alternancia oficial” (La Libertad, enero 24 de 2021), que cada semana levantamos para dar testimonio de actores importantes de la sociedad frente a este reto “educar” en tiempos de pandemia. Se trata de estudiantes y actores preocupados por esta dinámica, de cara a este rebrote del Covid-19. Entonces, están estas voces sinceras, críticas y propositivas que queremos compartir.
Wendy Montes Ferreira: Este texto invita a reflexiones acerca de nuestra nueva realidad educativa, ya que, aborda uno de los temas más extenuantes como es la pandemia y la alternancia, es muy difícil solo pensar que nuestros dirigentes no estén siquiera pensando en que los niños y jóvenes regresen a las aulas donde aún no hay garantías de bioseguridad alguna; ahora bien, para nadie es un secreto que las instituciones educativas no están preparadas para el regreso a clases presenciales, como usted se dice en la Tribuna, no pueden pretender que se ingrese nuevamente, sin antes realizar las respectivas evaluaciones estructurales a cada institución, también se recalca que las problemáticas varían dependiendo del sector, así como los estudiantes con sus ritmos de aprendizaje. donde una Institución Educativa de Altos de Ríomar no puede presentar las mismas fallas que una del Barrio Rebolo, ejemplo claro, con otros agentes, pero son lo mismo. Tenemos que ser conscientes y darnos cuenta exigir que el Estado se interese más del bienestar de sus jóvenes, a veces, hasta pensamos que, de seguir así, la educación en Colombia será la más mediocre en poco tiempo o por lo menos una de las más mediocres, y la idea es crear conciencia y generar el cambio.
Dora Rocchi Urruchurtu: Es una acertada columna, la de poner en examen a la alternancia oficial. ¡Excelente idea! Las crisis representan muchas veces los mejores momentos para reflexionar y deben ser tomadas como una oportunidad de cambio. Replantear cómo será el mundo y su educación después del Covid-19, ha invadido los pensamientos de todos. En tiempos de crisis la fortaleza y mejor apuesta para el futuro de un país es la educación porque lo hace más competitivo e incluyente. Esta crisis plantea el urgente desafío de transformación hacia sistemas más resilientes y preparados. En este desafío, los principios de acceso, equidad, inclusión y calidad de una Agenda de Real de la Educación futura son ahora más relevantes que nunca. Se debe poner el foco en las necesidades de los grupos más vulnerables y marginados, incluyendo a los millones de niños y niñas que ya estaban fuera de la escuela antes del inicio de la pandemia. Resulta claro que mientras los actores educativos tengan dudas frente al comportamiento de la pandemia y las condiciones de bioseguridad en las instituciones educativas, las medidas para la reapertura serán menos efectivas; por ello, la participación y la comunicación de los actores escolares, es fundamental para la toma de decisiones y para la legitimidad de las medidas que se adopten. Indudablemente tal como lo señala el doctor Reynaldo Mora Mora, habrá que identificar y focalizar las problemáticas particulares de aprendizaje en este tiempo de incertidumbre de las diferentes Instituciones Educativas. Esta crisis es una oportunidad casi que única para replantear la forma cómo se educa. En tiempos de crisis la fortaleza y mejor apuesta para el futuro de un país es la educación porque lo hace más competitivo e incluyente. La propuesta que viene tomando forma en desde el Grupo de Investigación en “Currículo, Formación y Saberes”, como es la de proyectar la “Licenciatura para Tiempos de Crisis”, como reacción pedagógica y curricular a estas incertidumbres, resultaría una carrera con alta ocupación laboral. Felicitamos al diario “La Libertad” por dar a conocer este tipo de debate, que nos pone para estar siempre más adelantado de los demás.
Daniel González Monery: Es claro que, como se señala en la columna, cada institución educativa tiene sus particularidades y contextos propios que no permiten que esa “alternancia” sea homogénea e igualitaria en el resto del país y que en últimas esa disparidad termina perjudicando, como siempre, a las familias y estudiantes más pobres, acentuando aún más, el rezago de los colegios públicos y privados. Pero en Colombia parece no tenerse nada de eso en cuenta, sobre todo a la hora de tomar decisiones referentes a la educación, razón por la cual vemos la desorganización y la falta de lineamientos, políticas o como algunos llaman ahora “protocolos de bioseguridad” que garanticen lo más importante y esencial: la vida e integridad personal de cada uno de los actores de la comunidad educativa. Este examen a la “alternancia oficial” está bueno para que se lo apliquen, desde al presidente, pasando por la ministra de educación, los alcaldes y hasta los secretarios de educación pues son ellos los directos responsables de ejecutar un regreso seguro, responsable y gradual para docentes y estudiantes, cada uno de estos con prevalencias y comorbilidades diferentes. De “rajarse” en este examen, lo lógico sería que todos estos burócratas renunciasen, como ocurriría en cualquier país del llamado “primer mundo”, pero como estamos en Colombia, no podremos ver tamaño acontecimiento.
Elvira Villarreal Macías: Viene esta columna a llenar y responder las preguntas e inquietudes con las que los docentes iniciamos el día de hoy, 24 de enero de 2021 el año académico. El tema de más relevancia y de inquietud es la tecnología y la conectividad. Así como lo expresa el columnista, cada escuela tiene sus características, pero todas ellas tienen un punto en común y es el tema de la virtualidad y conectividad. La realidad es bien difícil, la tercera parte de nuestros estudiantes no cuentan con alguna de estas. Entonces cómo pretender llegar a los estudiantes si el Estado no llena este vacío tan grande que afrontamos. Es irresponsabilidad de todos los entes de la educación pretender iniciar con alternancia el año cuando tema tan sensible y necesario como este, no tiene una solución aún. Se hace necesario abrir espacios académicos como los propuestos por el Grupo de Investigación para debatir con seriedad y responsabilidad esta temática y hacer aportes a nuestro sistema educativo. Hoy iniciamos la semana de desarrollo institucional y salen a flote todas estas preguntas que a bien se formulan en la columna. Nos corresponde a todos los actores educativos aportar, pero es responsabilidad mayor del Estado en cabeza del Ministerio de Educación Nacional, MEN y de la Secretaria de Educación buscar las soluciones a esta problemática.
María Ripoll: Los signos de alarma que se presentan en la “Tribuna Pedagógica” y esas condiciones para la prestación del servicio han sido ignoradas por el MEN, al no solicitar a las secretarias de educación los diagnósticos de las instituciones educativas para intervenir e invertir en las necesidades y garantizar la prestación del servicio. Estamos como bien se dice en la segunda ola del Covid-19 y regresamos a clases en las mismas condiciones.
Hilder Cobo: Las autoridades educativas deben ponerse en la labor de estudiar cómo se encuentran los entornos educativos para determinar que se dé la considerada alternancia en las escuelas, dejando claro, qué aspectos han sido falaces en cuanto al tema, y cómo las altas esferas del gobierno nacional han dejado de lado en tiempos de pandemia el análisis, el enfoque y la importancia de que la totalidad de la población escolar pueda recibir educación sin barreras: es un tema complejo, y por ende debe ser estudiado curricular y pedagógicamente.
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