Tu duelo te pertenece; aprende a afrontarlo y decir adiós

La mayoría de seres humanos le temen a la muerte, se les hace aterrorizante el solo hecho de pensar que deben despedirse de alguien.  ¿Por qué a mí? ¿Qué hice mal? ¿Por qué la vida es tan dura conmigo? ¿Yo no me merezco esto?, estas son algunas de las preguntas que surgen en el triste momento de saber que un ser amado ha partido a un lugar en donde se nos hará imposible volver a ver, abrazar, compartir con esta persona; y los más duro de todo, es que casi nunca se logra encontrar una respuesta válida que logre  justificar esta despedida. 

La muerte es un fenómeno universal inevitable, todo ser humano viviente y que siente, en algún momento ha pasado o pasará por este duro proceso de duelo. 

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Existen diferentes tipos de pérdidas, una es el fallecimiento de un ser querido, de una mascota, la pérdida de un empleo al cual pudimos haber estado muy arraigado, entre otras que por muy sencillas que parezcan desde el ojo de otra persona, solo el afectado vive en carne propia este momento. Todas estas situaciones mencionadas van a depender de la forma en la que se llegue a ese duelo, estos antecedentes son indispensables porque nos permiten saber de qué forma se puede enfrentar ese momento y cómo se va a vivir.

En diálogo con LA LIBERTAD, la psicóloga Danaylin Silverio Corpas, experta en resolución de conflictos, nos cuenta que no existe una forma estandarizada para vivir un duelo, ya que cada persona de acuerdo a como maneja sus emociones va a enfrentar esta situación de manera diferente; sin embargo, existe un proceso que conlleva unas etapas; esto no quiere decir que estas deban tener un orden, sino que simplemente se deben poder vivir y saber sobrellevarse.

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(RECUADRO)
*Etapas
• La primera etapa es el estado de negación o estado de shock, momento en el que la persona apenas se está enterando de la lamentable noticia de que su ser querido ya no está en un plano terrenal. Aquí inicia el estado de no poder aceptar esta situación.
 
• La segunda etapa es el enojo y la rabia, esto es muy común y depende de la cercanía y la forma en la que pudo ser la despedida con esta persona, este es un proceso completamente normal en el cual es necesario sentir estas emociones, sin embargo no es normal llegar a un nivel patológico. Es muy importante permitirle a la persona vivir su momento de enojo, para evitar que pueda aparecer la culpabilidad como en muchos casos sucede.
 
• La tercera etapa de este proceso es donde se vive el llanto y la tristeza, drenar todas estos sentimientos es algo muy positivo, es importante aclarar que si no se vive esta etapa en su momento, todas esas emociones negativas quedarán guardadas y no se habrá logrado una superación. 
 
Estas tres fases ya antes mencionadas, le permiten a la persona poder llegar a la aceptación. Aunque en algunos casos, pueden efectuarse algunos retrocesos que no permiten poder superar esta situación, y esto también es válido, sin embargo debe aceptarse. 
 
En muchos casos, como actualmente ha estado sucediendo en estos tiempos de pandemia, donde lastimosamente existen circunstancias y barreras que no le permitían a las personas estar cerca de sus seres queridos en momentos tan decisivos como este, implica una separación mucho más difícil, motivo a que no se estaba cerca o sucedió de manera repentina y en muchos de los casos ni siquiera pudo efectuarse una despedida que permitiera tener un momento de intimidad emocional y de un último abrazo.
 
Aceptar una pérdida no se trata de solo pensar que el día de mañana todo estará bien, en muchas ocasiones, luego de un año apenas llega la aceptación y el entender que esa persona ya no estará con nosotros, como para otras puede ser un proceso un poco más rápido, es por esto que no existe un esquema o tiempo determinado, ya que las personas enfrentan estas situaciones de manera completamente distinta. Es necesario contar con apoyo familiar, con palabras de aliento que den esperanzas de creer que el día de mañana será mejor,  sin dejar de llevar en nuestro corazón ese ser que nos acompañará por el resto de nuestra vida, que aunque no podamos ver, sabemos que ahí está.
 
Es muy significativo que las personas evalúen en qué momento del duelo se encuentran. Una de las recomendaciones que ayudarían en este proceso es hablar y ser escuchados, evitando encerrarse en sí mismo, logrando expulsar todas las emociones negativas que puedan generar un retroceso o una desestabilización. Cada uno de los seres que está pasando por una situación de duelo tiene su propio tiempo de superación y aceptación, independientemente del tiempo necesario que este le tome. 
 
Una de las consecuencias que trae el no poder dejar un duelo, es vivir constantemente en un pasado al que sabemos que no podemos regresar; esto hace mucho más difícil avanzar y caminar hacia un futuro. Siempre existirán los avances y retrocesos, pero se debe evitar vivir es un estancamiento que no permite poder llevar una vida tranquila en la que los buenos momentos sean mucho más fuertes que aquellas culpas que en algún determinado tiempo pudimos sentir.
 
“Si actualmente se conoce de alguien que se encuentra viviendo aún un duelo y no ha podido pasar el proceso de aceptación, es recomendable asistir a un profesional para que se realice una introspección que permita mirar y conocer qué sucedió en ese proceso de duelo, para así iniciar buscar una evolución emocional”, recomendó la psicóloga Danaylin a todas las personas.
 
Ningún ser humano en este plano terrenal se encuentra preparado para enfrentarse a un proceso de duelo, aunque a algunas se les haga un poco más fácil por las circunstancias en las que sucede, para otras personas se puede dar de una manera totalmente inesperada que puede llegar a ser insuperable, por eso hoy es un día perfecto para demostrar, decir aquello que queremos que la otra persona sepa y no esperar que la vida nos quite la oportunidad de dar ese último abrazo.

#DIARIOLALIBERTAD