Jaime Ávila fue un artista plástico intenso, auténtico e increíblemente poderoso, con un humor ácido y una visión poética del mundo. Fue uno de los artistas contemporáneos más respetados e innovadores de Colombia.
En el premio Luis Caballero presentó Metro cuadrado, una instalación de 10 cubos hechos de 10 mil cubos de papel que tenían impresas las fotos de los barrios periféricos de ciudades como Sao Paulo, Lima, Bogotá o Buenos Aires, en el que se lograron evidenciar las malas condiciones y pobreza en las que se encuentran muchas personas.
Su padre trabajó toda la vida como sastre y Jaime aprendió a usar una máquina de coser Singer y logró varios cuadros maravillosos con retazos de paño. Sus últimas piezas fueron un homenaje familiar.
Es el creador de diferentes obras memorables que quedarán guardadas en el corazón de cada uno de los colombianos.
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