Por Senén González Vélez
Desde hace varios meses a la fecha, sentía como ciudadano, un desconcierto total, por el silencio Presidencial, hasta convertirme en un crítico desilusionado de este gobierno. Su parsimonia, su mudez, sumada al espejo referencial del fracaso que nos causó Juan Manuel Santos, que descuaderno el país y traiciono la causa URIBE, me creó toda clase de dudas. Llegué a tal extremo de dudar de la lealtad del presidente, que no la pude disimular. Y… no era para menos, después de recibir el trauma causado por el cínico Santos contra el país, que también es mío, y menos saber que este, de manera voraz, lo descuadernó totalmente. Entonces, se justificaba vivir en esas angustias, y por lo tanto, no sería extraño, que me creara esas desconfianzas. Tampoco puedo olvidar aquel editorial fuerte, demasiado duro del presidenciable, y gran talento del derecho, Dr Fernando Londoño Hoyos, en la Hora de La verdad, contra el General Eduardo Zapateiro, que, en tono burlesco, se refirió a la expresión AJUA del General, cuyo significado traduce, palante, con arresto, con vigor, o como decimos los que hemos incursionado en las artes marciales, KIAI, que significa espíritu unido con la materia. Ese editorial del Dr Fernando, me indignó. Me dio mucha rabia, y me creo dudas, más dudas. Recuerdo la crudeza de sus palabras contra el ministro Trujillo, Botero, y de ñapa, el concepto muy pobre sobre el presidente Duque a quien le sugirió renunciar. El Dr Londoño, no dejó, títere con cabeza. Todos esos hechos, descontrolaron mi confianza en el país. No obstante, conociendo el talante vertical, patriótico moral y guerrero del General Eduardo Zapateiro comandante General del Ejército, me permitió guardar la esperanza, para ver con ojos de oportunidad a mi patria, y para esperar del momento de incertidumbre, que podía esconder una grata sorpresa, que no era susceptible de darse a conocer, por razones obvias: Los Secretos de Estado, lo son, hasta que no se den a conocer. Y punto. Ese hermetismo del Señor General Zapateiro, mi amigo, me motivó a escribir otro artículo, en que demostraba mi descontento por el Presidente Duque y se lo hice llegar al Señor General. El me contestó lacónicamente: “Dr Senen, no me hagas calentar amigo” Su respuesta, me gusto, por ella, me devolvió el alma al cuerpo, porque vi, que la lealtad del alto militar hacia el presidente, que sofoqué con mi voluntario comentario, no solo estaba intacta, sino dispuesta a dar la lucha, así fuera contra un amigo, o un militar en posición de traidor, que se apartara el juramento. Luego le leí, otra expresión: “Ni se le ocurra a la subversión, algo contra la integridad de presidente.” Esa forma determinante y resuelta, me confirmó mucho más, que la cabeza y el cuerpo, andaban unidos y listas para defender las leyes y la constitución. (AJUA, KIAI)- En otras palabras, se conjugo el deber ser, con el saber hacer. Eso hace, digna la lealtad al juramento de un militar. Y entonces me dije: el Doctor Fernando Londoño, no conoce a este General Zapateiro y por eso se equivocó con sus apreciaciones, como también me ocurrió a mí, a pesar de conocerlo. Por ese motivo, mi artículo de hoy, está enfocado, como testimonio, para reconocer, con gallardía y humildad, mi error, y para testimonear, que no todas las batallas, se ganan con la precipitud, para eso está la inteligencia estratégica, para sacar de la fuerza del contrario, enemigo, la mayor ofensa de defensa . ¿Qué razones me mueven a reconocer mi error conceptual?, nada menos y nada más, que los resultados, que no solo hablan, sino que, han tapado las bocas precipitadas de quienes, como yo, nos adelantamos haciendo juicios de residencia al presidente y su equipo de ministros, desconociendo los secretos y las estrategias de estado, que no todas las veces, pueden ponerse a la orden del público- El resultado de toda esta quietud es la siguiente. Un presidente, tranquilo, dedicado a las charlas de protección contra el corona virus, y, mientras, una Minga amenazante, hoy domada, vencida, que regresa a casa apresurada, para recoger las cenizas de 60 laboratorios de cocaína, que dejaron libres, al cuido de los demonios de sus dioses, y que al venirse a la capital, Bogotá, disque para desafiar al presidente, el Ejército y la Policía se las destruyó la autoridad legítima de la nación. Hubo muchos sediciosos capturados. Una marcha protesta de los la lava cerebro, FECODE en fracaso. Un Petro vencido, una Claudia López achicopalada, y con un posible contagio de la corona virus, y una carga de demonios en su alma, por lo que tendrán que exorcizarla. Un Quintero en Medellín que se ahoga en su represa, de pura tristeza. Un Dau, a la expectativa. Y, un ministro de defensa, fortalecido, al que, de moción de censura, tendrá que ser de aplausos, todos acompañados y en victoria, de unas fuerzas armadas, que se lucieron y se seguirán luciendo para que Colombia esta alegre, con un amanecer esperanzador, como el de hoy Miércoles 22 de Octubre del 2020. – Donde este Dios, jamás vence el demonio. – sengove.
HL
#DIARIOLALIBERTAD