El Gol de Carmelo me va a matar

Goles que elevan a la gloria
Goles que matan ilusiones o matan de alegría

Por: Manuel Ramírez

En el fútbol se habla de la táctica, la posesión o el manejo de balón, el juego de control y los tiempos, esperar en su zona o presionar arriba para recuperar, salir en desdoble, en toques rápidos al campo contrario, lanzar balones largos o cruzados en la contra para generar jugadas ofensivas en el arco rival, entre todo ello, lo definitivo es la eficacia de anotar más goles que el contrario para ganar el juego.

Así ha sido y será el fútbol desde que lo inventaron los ingleses hasta que la Internacional Board decida algo diferente y los juegos no se definan a favor del que mayor número de goles anote, sino por aspectos diferentes como la táctica, la marca, la posesión o cualquier otro detalle. Por ahora y, al parecer, para largo rato, la definición es por el mayor número de goles marcados, por lo cual Borocotó escribió hace un tiempo: en el fútbol goles son amores y no buenas razones.

Hay goles que provocan éxtasis, histerias o depresiones colectivas. Recordamos los goles de Brasil en México 70, el gol de Kempes o los de Valdano y Burruchaga para los títulos mundiales de Argentina; goles sobre la hora final del juego o el llamado minuto de Dios, como el de Pavone a Boca para un título de Estudiantes en el 2006, el de Mackenzie al América para un título del Junior en el 93. Goles como los de Paolo Rossi en España 82, el gol de Iniesta para el título de España en el 2010 y así podríamos hacer una lista casi interminable de goles definitivos en el fútbol.

En un juego cerrado entre América y Junior por la Superliga 2020 en Colombia, sobre el minuto 82, el arquero Viera en una jugada ofensiva tiró un balón largo a Teo, que la peinó entre dos rivales a un espacio donde llegó Carmelo a espaldas de los defensores contrarios y, a la salida de arquero, la puso fuerte a un costado dentro del arco del América, un gol espectacular y definitivo para ganar el juego y el título de la Superliga.
Amén de dos atajadas fascinantes de Viera para evitar goles del rival que sobre el final presionaba buscando anotar el gol del empate y provocar lanzamientos desde el punto penal, se terminó el tiempo, el árbitro sonó el pitazo final y Junior campeón.

Este bello deporte, que en su esencia es una metáfora de la vida, genera un gran lenguaje, ya que muchos términos en todos los idiomas se trasladan simbólicamente al fútbol.

La pasión del fútbol es el gol, es el goool.

Manuel Ramírez S.
RadioGol Sports
Diario 2:00 p. m.
Radio Tropical 1040 kHz AM
Barranquilla – Colombia

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