Efectos colaterales de la lucha contra el COVID-19

Los estudios epidemiológicos señalan que, mientras se encuentra una vacuna, la solución para evitar la propagación del virus es el aislamiento social obligatorio. Sin embargo, y con el respeto que merece esta especialidad, considero que esta es solo una herramienta dentro de las políticas de salud pública. Es decir, si un mandatario toma una decisión de salud pública debe considerar el contexto social y económico de forma más amplia, atendiendo lo efectos de las medidas sobre la población.
En conversación telefónica con alguien escuché una frase tan real como el virus mismo: “La gente no solo muere de COVID-19”.
Hoy el país está cerca de cumplir 50 días de aislamiento obligatorio y tan solo hasta hace unos días el Gobierno empezó a reactivar algunos sectores de la economía. La estrategia se ha enfocado en aplanar la curva para arrastrar los picos de contagio hasta cuando el sistema de salud esté “preparado” y lograr que la población se contagie gradualmente.
Considero que las decisiones han sido adecuadas, empero soy consciente de que Colombia es un país con un nivel de desigualdad muy alto y que, por ningún motivo, las medidas en contra del COVID-19 deben ocasionar un mal mayor.
Por ese motivo, los invito a reconocer que la pobreza también mata a la gente; que la violencia intrafamiliar ha aumentado; que la presión de buscar alimentos para el hogar, de pagar los recibos de servicios públicos, o el arriendo, afecta mentalmente a la sociedad; que la economía en general, y sobre todo la informal, se ve muy afectada; y que las empresas luchan para mantener sus nóminas y evitar despidos o bajas salariales.
Con esto no estoy proponiendo la mal planteada discusión entre vida y productividad.
Estoy llamando la atención a que, en un país subdesarrollado como el nuestro, aquellos que abogan por medidas más drásticas que se decretan en países desarrollados, deben entender que nuestro Gobierno tiene que lograr un difícil equilibrio y ser conscientes de que, aunque se hagan los mayores esfuerzos para contrarrestar todas las necesidades que genera el aislamiento obligatorio, existen fallas o limitaciones que no les permitirán lograrlo: los bajos presupuestos, las vías públicas, o peor, la corrupción.
El Covid-19 nos acompañará durante los próximos meses. Por ello, en buena hora, empezó a abrirse gradualmente la economía, acompañada del cumplimiento de protocolos de seguridad. Solo con mucha cultura ciudadana y responsabilidad social podremos entrar prontamente en una fase de plena reactivación económica.
JR
#DIARIOLALIBERTAD