Por: Humberto Jiménez Galindo
La realidad de hoy nos exige a educadores y/o académicos, reflexionar muy profundamente sobre la futura función de la escuela, introspección que puede enfocarse desde diferentes posturas, filtros, necesidades, intereses y expectativas, con el compromiso de aportar ideas para determinar un nuevo rumbo de la educación en nuestro país y en cada región, hacemos la aclaración, porque cada región deberá hacer lo propio acorde a sus realidades y experiencias en esta pandemia, donde los aspectos educativos y culturales han jugado roles importantes. Aunque ésta, no es la única vivida hasta hoy por la humanidad, si es la más difundida y publicitada de todos los tiempos, gracias a las ventajas comunicativas, lo que hace más grande el reto de aprendizaje y necesaria su documentación histórica desde la educación.
Hacemos un llamado profundo y sincero a nuestros colegas, a separar convenientemente para la educación, lo importante de lo urgente, entendemos que nadie estaba preparado para enfrentar este tipo de situación, ni educados ni formados para actuar en consecuencia. Por ende, no juzgamos las decisiones del sistema educativo, pero si podemos no compartir algunas o tener visiones distintas en otras. Lo que si podemos y debemos asumir, es la consolidación de una memoria histórica y experiencial de lo vivido, garantizar más allá de la continuidad académica pedida, la recuperación mental y emocional de nuestros niños, adolescentes y jóvenes, para reconstruirnos como sociedad y como país, fortaleciéndonos para eventos similares en el futuro.
El Ministerio y las secretarias de educación, como les corresponde, han venido diseñando estrategias de atención, orientación, divulgación, asesorías y educación a distancia, que garantizarían la continuidad del año escolar, el diseño de guías, estudios de conectividad, mensajería pedagógica, constitución de redes con maestros, padres de familia, estudiantes, acciones todas que buscan resolver lo urgente, validas muchas, para reflexionar otras, de cualquier forma todo esto resuelve la continuidad académica, pero preguntamos, ¿que cambiara en el sistema educativo, en la escuela y los maestros después? A la fecha, desconocemos, si existe alguna propuesta desde los estamentos de gobierno, o que se esté elaborando algún plan de reforma al respecto, pero sería muy satisfactorio que así sea.
Ahora bien, desde la atención de lo urgente, el año escolar, estamos convencidos que la secretaria entiende que el manejo de la educación a distancia no es del dominio de ellos, ni de la mayoría de maestros, estudiantes y padres de familia, tendremos que asumir la condición de aprendices al respecto, en virtud de la circunstancias proponemos la visión epistemológica y pedagógica de Bachelard, para asumir como proceso en esta experiencia de virtualidad y educación a distancia.
En consecuencia, debe generarse desde las secretarias, el acompañamiento y asesoría de pedagogos y/o licenciados expertos en uso de tecnologías, no de técnicos, sumar a esto, la convicción de humildad y aprendizaje a asumir por parte de los maestros que no las manejan, el apoyo de aquellos que si lo hacen, la comprensión a y de los padres que están en esas dos mismas condiciones y la paciencia de llevar a los estudiantes a la formación en el autoaprendizaje, responsabilidad y exigencia de la educación a distancia.
Además, algo no menos importante, la reestructuración de criterios, estrategias y actividades de evaluación a implementar en esta etapa de virtualidad y educación a distancia, en la que debe primar la comprensión y flexibilidad de los procesos de enseñabilidad, aprendibilidad y evaluación, no olvidemos, hoy muchos están más preocupados por alimentar a sus hijos que por el desarrollo de las guías que la escuela enviará.
No obstante, convocamos a los diversos estamentos, ministerio, secretarias, académicos y por supuesto, las escuelas desde sus actores, directivos y maestros, a reflexionar de modo paralelo a lo urgente, lo importante. Esto es, pensar en que debe cambiar del sistema educativo, la escuela y los maestros, a partir, del aprendizaje en esta experiencia generada. Idealizamos la producción de muchas ideas, para tener diversas opciones a discutir y una gama de opciones para escoger.
Cobran entonces gran importancia, los colectivos como la misión de sabios de la educación para la región caribe, que propone el desarrollo de un proyecto que promueva una nueva Higiene Ciudadana, Preventiva, Individual, Familiar Y Social, pensamiento que vemos con beneplácito, sumándonos a plantear ideas para su construcción y desarrollo.
Como eje de partida, tomamos la enseñanza de Marco Tulio Cicerón, “La historia… testigo de los tiempos, luz de la verdad, vida de la memoria, maestra de la vida, testigo de la antigüedad” entendemos que esta propuesta de higiene ciudadana, implica un cambio de visión educativa substancial, desde la evaluación de competencias a la formación para la vida, garantizando el aprendizaje adquirido y la preparación para nuevas situaciones en que la humanidad se ponga en riesgo.
Por tanto, proponemos para la escuela, que el retorno a las aulas genere un cambio de currículo, transitorio, un lapso en el que como escuela estabilicemos emocionalmente a nuestros estudiantes, recojamos la memoria de lo vivido por maestros, padres de familia y estudiantes, conversar, intercambiar experiencias, escribir esas memorias para referenciarlas en la construcción de un nuevo currículo, adaptado a la realidad cercana, una nueva higiene ciudadana, en respuesta a la situación de hoy, también transitorio, como debe ser siempre el currículo. Somos de los que piensan, que el efecto del virus será más severo después del levantamiento de la cuarentena, en concomitancia con un estado que responde más a los intereses de minorías económicas que a las necesidades de supervivencia de las mayorías ciudadanas, por lo que la escuela y la educación tendrán un gran impacto desde su función, en la concientización del comportamiento ciudadano ante el riesgo inminente en el que se hallará después de la incompleta cuarentena y de seguro en situaciones de riesgo futuras.
Necesitaremos dejar de lado en este ejercicio, los contenidos estandarizados, organizar nuevos, contextualizados, atendiendo cada realidad escolar, diseñar estrategias didácticas que permitan referenciarlos para la comprensión de las causas, consecuencias y prevenciones necesarias a partir de la emergencia, con el objeto, de construir nuevas reglas de higiene y prevención para el futuro. Cuidando, eso sí, de no generar una tendencia obsesiva, esquizofrénica, pesimista e infeliz, en nuestra comunidad estudiantil, promover la reconciliación consigo mismo, con el medio ambiente, con la importancia de preservar nuestros recursos naturales y algo muy importante, reconstruir la visión política de nuestros futuros ciudadanos.
En consecuencia, recordamos a al gran Séneca que nos enseñó que “en la adversidad conviene muchas veces tomar un camino atrevido” para llegar a un destino proactivo. Así, a modo de conclusión inicial, revalidamos la necesidad de: Recuperar la estabilidad emocional de nuestros estudiantes, rediseñar el currículo acorde la necesidad histórica y pedagógica, recoger y sistematizar la memoria histórica de la experiencia vivida, reconstruir los proyectos educativos y promover propuestas como la generación de una nueva higiene ciudadana, como respuesta de la escuela a la formación de una nueva sociedad.
#DIARIOLALIBERTAD
dawad