La mayoría de las personas ven a la ansiedad como su peor enemiga, como aquella sensación de la que escapar y huir. Sin embargo, si hacemos las paces con ella todo irá mucho mejor.
Muchas personas reprimen y niegan su ansiedad con el fin de evitar experimentarla. El malestar les resulta tan vergonzoso, que muchas veces no lo piensan dos veces y ponen todo su empeño en luchar contra él. Sin embargo, siempre queda allí. No desaparece ni disminuye su intensidad. Por esta razón, los expertos recomiendan tomar la ansiedad como aliada, en lugar de enemiga.
Pensar en la ansiedad como aliada es algo que a muchas personas les puede resultar difícil en primera instancia, puesto que desconocen los beneficios que esto puede brindarle a su vida. También porque puede tener cierto miedo a intentar realizar ciertos cambios.
Profundicemos en este interesante tema: La ansiedad es famosa, pero no siempre es bien entendida.
El concepto de “ansiedad” está siendo muy escuchado desde hace un tiempo relativamente corto.
Vivimos en una sociedad fugaz, de estrés, de rutinas, obligaciones y hábitos muy pautados que no nos permiten conectar con nosotros mismos.
Vivimos “hacia fuera”, conectados con el exterior. Un exterior cambiante, lleno de imprevistos e incertidumbre, muchas veces fuera de nuestro control. Esta forma de ‘correr’ por el mundo, hace que nos sea difícil detenernos a preguntarnos qué necesitamos.
Vamos con el piloto automático puesto, sin cuestionarnos nada, pero eso sí, instalados en la queja y en el pensamiento negativo, llegando incluso a pensar: esta no es la vida que he escogido.
Por no afrontar ese miedo a la incertidumbre, nos instalamos en una zona de confort que ni es confortable ni es sana, pero que al menos nos resulta conocida.
Entonces, ese famoso más vale malo conocido que bueno por conocer nos lleva al conformismo y por ende, a la ansiedad, ya que no estamos haciendo ni viviendo lo que necesitamos, siendo incoherentes con nosotros mismos. Lo que pensamos, sentimos y hacemos no está en consonancia.
Aunque no lo creamos, podemos hacer algo al respecto. En nuestras manos tenemos el poder para realizar algunos cambios, aunque estos nos den algo de miedo.
Tan mal visto como Maléfica. La ansiedad tiene mala fama. Y es normal, porque produce síntomas desagradables como: taquicardia, boca seca, presión en el pecho, dolor de cabeza, de barriga, dificultad para respirar, entre otros.
Al igual que otras emociones, mientras más luchemos contra ella y la tomemos como una enemiga, más se va a quedar acompañándonos en nuestro día a día. Por ello, los expertos nos recomiendan intentar darle la vuelta a su imagen y significado, buscar entenderla y vivirla como una aliada, como alguien que “juega a nuestro favor”.
Aunque al principio parezca imposible, es posible tener a la ansiedad como aliada. Para ello, podemos cambiar el concepto que tenemos de ella, pero poco a poco.
Para ello, veamos a la ansiedad como una sensación que nos advierte de que algo no va bien emocionalmente(y que podemos atajar y corregir). Es decir, podemos tomarla como una especie de alarma, como un conjunto de síntomas físicos que nos avisan de que nos estamos alejando de nuestro bienestar y que estamos dando demasiada importancia a lo de fuera.
Cuando dejemos de luchar contra la ansiedad y escuchemos el mensaje que nos intenta dar, deja de lastimarnos. Ya no es el hada que viene a maldecirnos, sino la que se sitúa a nuestro lado para recordarnos que debemos cuidarnos mejor. Si la ansiedad no nos avisara, pues seguiríamos haciendo cosas para evitar mirar hacia nosotros mismos y las consecuencias físicas y emocionales serían más importantes que la ansiedad. No pararemos y nos harían más daño.
Escuchemos a nuestra ansiedad para poder ser realistas y no autoengañarnos. Tomemosla como aliada. Recibámosla y apreciemos las ganancias que nos puede brindar. Solo así seremos pragmáticos para nuestro bien. Fuente editada: “La ansiedad como aliada, no como enemiga”, por la Lic. en Psicología Miriam Recio Ventosa para la Mente es Maravillosa, sábado 14 de marzo de 2020, en AIMO
Todo lo de las líneas precedentes(en resumen tomar a la ansiedad como aliada), los habitantes de Colombia deberíamos aplicarnos para así lograr una convivencia pacífica productiva. En un Estado Social de Derecho, en una Democracia de Economía de Mercado. Con lo que coadyuvamos a lograr una Nación en expansión, auge y prosperidad.Y entonces sí traer a colación el lema del señor Presidente de Colombia doctor Iván Duque Márquez:
“El futuro es de todos”
*Ingeniero Civil egresado Universidad de los Andes, Colombia
Capitán de Corbeta Reserva Naval Armada Nacional de Colombia
raul.arzuza@gmail.com
@raul_arzuza