Al oído de la Gobernadora: no queremos un rector politiquero

Resultó peor el remedio que la enfermedad con la designación como rector encargado del abogado de la universidad del Cesar, Jorge Restrepo Pimienta.

Definitivamente, el hoy exgobernador Eduardo Verano y los miembros del Consejo Superior no acertaron en la escogencia de rector de la Universidad del Atlántico. Con Carlos Prasca no evaluaron correctamente su experiencia universitaria que no la tenía, ni sus antecedentes como persona, desconocieron el concurso que se hizo, en el cual no salió ganador. Lo eligieron con un voto cuestionado logrado a través de una tutela amañada, y ahí están los resultados: entrega una entidad en crisis y paralizada.

Para continuar con sus errores deciden escoger como rector encargado, al abogado Jorge Restrepo Pimienta, oriundo de Valledupar. Persona sin experiencia administrativa y financiera, sin capacidad de manejo de personal, tal como se desprende del análisis detallado de su hoja de vida.
Por su inexperiencia, su primer acto administrativo fue despedir sin ningún tipo de evaluación, ni conversar con ellos para solicitarles las respectivas renuncias, a los 15 jefes del área administrativa y financieras de la institución. Nos preguntamos, ¿quién o quiénes le suministrarán la experticia de la universidad al nuevo rector, si despidió a todos sus jefes? ¿Con quién hará el empalme respectivo si nisiquiera el rector Restrepo conoce las instalaciones de la rectoría, por estar tomada por los estudiantes?
No contento con eso, le da posesión a los nuevos funcionarios que no tienen con quién trabajar porque el personal activo está en vacaciones colectivas. Es decir, les paga sin trabajar.
Parar confirmar su inexperiencia, abre otro frente de lucha al solicitarle al Director de la Unidad de Salud nueve (9) cargos de la planta de personal para colocar personas de su confianza, independiente de que tengan antigüedad o retén social. Es agravar el conflicto con los pensionados que defienden a muerte su Unidad de Salud.
Contrario a los administrativos y docentes activos, la Junta Directiva de la Unidad de Salud, sacó un documento donde respaldan totalmente al director de dicha Unidad y a sus funcionarios actuales.
Por su desconocimiento de la universidad, le solicitó la renuncia a la Vicerrectora Administrativa y Financiera, la doctora Stevenson, funcionaria que está protegida por un fallo judicial que le ganó al exrector Carlos Prasca, por lo que se negó a renunciar.
Pero si lo anterior fuera poco, decide sacar del presupuesto de 2020, los rubros para mejorar la situación de los profesores convencionales y del Pestalozzi, las bonificaciones y pagos de los puntos de CIARP, como la recuperación de la infraestructura de Bellas Artes.
Llama la atención la postulación de su nombre, ¿quién lo postuló? Porque en su hoja de vida no muestra experiencia alguna en materia administrativa y financiera, ni en manejo de personal por mucho doctorado de dos años que presente, aparte de ser un desconocido en la Región Caribe, como en el Atlántico y el Cesar, de donde es oriundo.
La Universidad necesita un rector que sea conocido en el ámbito universitario y por supuesto en la Región Caribe, tenga carácter y libertad para tomar decisiones sin presiones políticas, experiencia académica, administrativa y financiera.
La Universidad del Atlántico requiere, como lo solicitan los estudiantes en el paro, modificar sus estatutos adecuándolos al siglo 21, para escoger sus cuerpos colegiados con el voto democrático al interior de la universidad, como se hace en las otras del país.
Igualmente necesita un rector que defienda los intereses de la universidad y reclame los dineros que el Ministerio de Hacienda le adeuda, cercanos a los $600.000 millones, sin incluir intereses moratorios, gracias a la lucha de los pensionados que lograron ganarle a través de una Acción Popular la demanda al Ministerio e igualmente reclame para sí el manejo de los recursos de la ‘Ciudadela Universitaria’, que le pertenecen.
Al oído de la gobernadora Elsa Noguera De la Espriella, necesitamos un rector sin ataduras políticas de ninguna clase, que goce de credibilidad, sea un enamorado de la educación y tenga experiencia administrativa y financiera.