En el libro de Éxodo, en el primer capítulo, se nos dice que después de la muerte de José el soñador hijo de Jacob, nieto de Abraham, subió al trono de Egipto un nuevo faraón que viendo el crecimiento acelerado del pueblo hebreo sintió temor y adoptó medidas drásticas para evitar que em el futuro ese pueblo se tornara más fuerte y un día se rebelara contra el imperio egipcio.
Lo primero que hizo el faraón fue obligar a los hebreos a trabajar como esclavos en la construcción de las legendarias ciudades de Pitón y Ramsés; después dio instrucciones claras para que las parteras egipcias dieran algún medicamento mortal que evitara que las hebreas grávidas pudieran dar a luz; por último, desesperado, el faraón condenó a muerte a todo varón hebreo que naciese a lo largo y ancho de todo el imperio. La orden permitía dejar con vida a la criatura sólo si nacía mujer.
Hubo dos parteras, Séfora y Fua, que tenían buenos sentimientos y no obedecieron las órdenes del faraón. Se negaron a dar el veneno mortal que mataría a la criatura em el vientre de su madre y no quisieron proceder contra los varones que nacieron bajo su servicio. Cuando el faraón supo y pidió explicaciones las parteras se justificaron diciendo que las mujeres hebreas eran muy fuertes y que como daban a luz muy rápido, las parteras no podían llegar a tiempo para ejecutar la orden del faraón.
Estas dos mujeres, Séfora y Fua, tuvieron mucho coraje para contrariar las órdenes del Faraón; hoy podemos decir que fueron mujeres verdaderamente valientes. Aun hoy Se necesita mucha creatividad para prestar un servicio, cumplir la ley, sin tener que ir en contra de las convicciones y creencias. El faraón no pudo conseguir que estas dos mujeres actuaran contra la vida.
Moisés, el gran protagonista de la liberación del pueblo, el designado por Dios para guiar a los hebreos hacia la libertad, pudo nacer gracias al coraje de mujeres como Séfora y Fua. Tal vez Moisés, criado en el palacio del Faraón, nunca tuvo plena conciencia de todo lo que estuvo detrás de su nacimiento pero la realidad es simple y clara como el agua: él pudo enfrentar al Faraón y conducir al pueblo hacia la libertad más allá del mar y del desierto porque estaba vivo y estaba vivo porque fue parido y fue parido porque hubo parteras que desobedecieron la orden del Faraón y tomaron corajosamente la decisión de dejarlo vivir.
Hoy podemos encontrar inspiración en estas valientes, corajudas y creativas mujeres egipcias. Cuando tengamos que tomar una decisión difícil recordemos lo que ellas hicieron. No olvidemos nunca que podemos elegir siempre a favor de la vida, podemos inclinarnos a favor de los pobres, de los inocentes, podemos apostar por el futuro, podemos con nuestra decisión, sin querer y sin saber, marcar el rumbo de la historia.
Ningún faraón, príncipe, presidente, magistrado, profesor o pastor puede obligarnos totalmente a realizar nada que nuestro corazón no quiera y que nuestra conciencia rechace. Siempre existirá un modo, como Séfora y Fua, de burlar la orden del faraón.