En los últimos meses diferentes personalidades mundiales y nacionales han venido reprochando el gobierno del presidente de Colombia Iván Duque, esencialmente en el campo del narcotráfico, violaciones de los derechos humanos y por su política radical para resolver los conflictos entre las naciones. Sin duda, esto me pone a reflexionar ya que la biotipología del mandatario Duque no sincroniza.
Ahora no solo es el jefe estadounidense Donald Trump, quien reprocha el gobierno de Duque, sino también lo reprende el portavoz de los Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas, el británico Rupert Colville, que lo acusa de ejecutar una jefatura que violenta los derechos humanos.
Lo que se puede apreciar es que el regente de los colombianos tiene que cambiar su estilo de gobernar, para evitar seguir creando una imagen nada agradable en el contexto internacional. A mi juicio sería muy importante que el presidente Duque entablara una política estratégica de reincorporación de los grupos al margen de la legitimidad con la participación activa de las potencias mundiales como Estados Unidos de América, Rusia y China, que son prácticamente los poderosos en el planeta.
Otro elemento que debe pregonar la máxima autoridad política de Colombia es afianzar una política exterior diplomática y de neutralidad, es decir siempre debe estar presto para la moderación y ecuanimidad, con esto nuestro país se fortalecerá en ideas y desarrollo estratégico, porque lo cierto es que la violencia y los conflictos bélicos traen consigo pobreza y creación de una cultura infrahumana.
El actual gobierno de Duque no tiene un norte en torno a una política clara y transcendental sobre el narcotráfico y todas sus etapas heterogéneas. En los actuales momentos el actual mandatario no despega sobre la responsabilidad que tiene Colombia con el resto del mundo, esencialmente con los Estados Unidos de América, en materia del tráfico ilícito de drogas. Algunos expertos a nivel internacional afirman que las potencias afectadas por las drogas que provienen de Colombia podrían reunirse para sacarle una especie de tarjeta roja a nuestro país por la política ineficiente e ineficaz en el campo del tráfico ilegal de drogas.
Como caso paradójico, la prensa que más controvierte el auge del narcotráfico en Colombia, la violación de los derechos humanos, la desobediencia gubernamental al acuerdo de paz es precisamente la estadounidense, que no tiene tapujo para opinar sobre estos temas tan candentes. Todavía, presidente Duque, es tiempo de cambiar para el bien de los colombianos que necesitan cuanto antes que nuestro país mire el futuro del desarrollo, prosperidad, bienestar y por supuesto una política de neutralidad.
Es sustancial presidente Duque no olvidar que nuestra Policía Nacional necesita situarla en el momento histórico que vivimos, por eso es necesario perfeccionar esa institución con desarrollo intelectual, técnico, pero también aumentarle su salario que debería estar en $4.000.000, ya que ellos salvaguardan la seguridad pública y la protección de los ciudadanos. Recordemos, tenemos la policía que menos ingresos tiene en Latinoamérica. ¿Tendrá Colombia la cabeza en alto para celebrar el 26 de junio el Día Internacional de la Lucha contra el uso indebido y el tráfico ilícito de drogas?.