La verdad ha muerto

Nadie puede fungir ni esgrimir el sagrado título de Periodista, si no es capaz de revelar las verdades o si recibe dádivas para no publicar lo que algunos no quieren, no les interesa o no les conviene que se publique.

A quien podemos darle con honores el máximo título de periodista, es a Julian Assange, joven australiano fundador de WikiLeaks que valientemente destapó y publicó ante los ojos del mundo, miles de correos electrónicos o emails, en los que se mostraban acciones dolosas y decisiones de personajes de la más alta influencia en el mundo, desde presidentes, políticos y  directivos de multinacionales, en las que violaban la ley y actuaban en detrimento de la sociedad y de los países que controlaban.

Por tal razón Julián Assange fue perseguido y correteado por las grandes potencias, cuyos mandatarios y políticos fueron puestos en evidencia por WikiLeaks, por la forma torcida como manejaron asuntos de estado, para favorecerse personalmente y mantenerse en el poder, con lo que puso a temblar el entramado de corrupción que impera en los más altos niveles, y ante semejante cacería, en la que como perros de presa participaron los Estados Unidos, Inglaterra, España, saltó un demócrata como Rafael Correa quien como Presidente del Ecuador, decidió darle asilo en la embajada de este país en Londres, para evitar que fuera apresado y extraditado a Estados Unidos con la posibilidad de ser condenado a cadena perpetua o inclusive a pena capital.

Tras ocho años de permanecer asilado en la embajada de Ecuador en Londres, viene el actual presidente de ese país y decide “soberanamente” retirarle el asilo por  que no decía buenos días a empleados de esa embajada, y porque no se bañaba ni se afeitaba, y lo sacan violentamente para entregarlo en bandeja a la policía londinense, que a su vez lo va a entregar en extradición a Estados Unidos, país con más información comprometedora en los correos mencionados.

Lenín Moreno, colega de Duque en lambonería y servilismo, – que lo digan Pompeo y Trump – le retira el asilo y la nacionalidad ecuatoriana que a Assange le habían concedido legal y constitucionalmente, con lo cual como ciudadano ecuatoriano no podía ser extraditado, felonía en lo que también es colega de Duque, en desconocer los acuerdos y negar la palabra empeñada. 

Parafraseando a alguien precisamente en esta semana, yo digo que si por la verdad murió Cristo, podríamos decir, “por la verdad va a morir Assange”, porque según dicen, sería llevado a la cárcel de Guantánamo, al lado de los peores terroristas, todo por decir la verdad, con lo que el verdadero periodismo ha sido asesinado, y Notre Dame, la gran catedral de París que en estos momentos se convierte en cenizas, pareciera haberse inmolado, dolida y decepcionada por la pena de muerte a que la verdad ha sido sometida, para que los mafiosos y violentos sigan gobernando y robándose los sueños de los jóvenes ansiosos de cambio.

Y una pildorita de WikiLeaks que roza a Colombia: un correo en el que según Assange, Sergio Fajardo confiesa su decisión de no apoyar ningún candidato ni ningún movimiento que se oponga a Uribe;  a lo que el tibio político paisa contesta: No soy uribista ni antiuribista, como quien dice, pa´lante y pa´ tras, sí pero no, ni aquí ni allá.

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