La vaquita marina actualmente se encuentra en vía de extinción, y es gracias a que su hábitat natural se está convirtiendo en su propia trampa mortal, debido a que la pesca ilegal se está apoderando de lo que es conocido como el «El Acuario del Mundo».
Detener la pesca ilegal se ha convertido en uno de los retos más grandes que tiene el gobierno de México.
Basta con salir a navegar a sus aguas para darse cuenta que las pocas vaquitas que quedan, de 6 a 22 ejemplares y las oportunidad que estos tienen de salvarse de la extinción es casi nula, porque tarde o temprano caerán en una red prohibida y morirán ahogadas.
Las bandas dedicadas al tráfico ilegal de Totoaba, suben a bordo a la vaquita hembra, le quitan la malla y la colocan sobre la popa. Las hembras de pez totoaba son las más cotizadas, porque su vejiga natatoria es más grande y a pie de playa se pagan cuatro mil dólares el kilogramo, algo así como 76 mil pesos. Posteriormente, viajan por tierra hacia Mexicali, Tijuana o Ensenada, donde será sometida a un proceso de secado, para después ser traficada vía aérea a China, donde le atribuyen propiedades medicinales.
Este órgano del animal también es llamada “cocaína del mar” y, generalmente es adquirido por chinos adinerados, de mediana edad o mayores, en mercados y tiendas de la provincia de Cantón, para entregarla como regalos de lujo con el fin de cerrar negocios o simplemente como inversión a largo plazo.
En la región es muy fácil detectar a los pescadores ilegales, se trata de embarcaciones menores que salen y regresan del mar durante todo el día por rampas no autorizadas, lejos del muelle. Ellos utilizan pangas sin matrícula, sin número de permiso y sin localizador satelital, que sirve para monitorearlas y evitar que realicen sus actividades dentro del polígono de protección de la vaquita marina. Los únicos que tienen permiso para realizar la pesca de curvina golfina son la comunidad indígena Cucapá y las cooperativas de Santa Clara.
“Estos meses son críticos en el Alto Golfo de California, justo porque se presenta una mayor actividad en la pesca de Totoaba, y lo podemos ver en altamar, y ya con un número tan reducido de vaquitas y con este nuevo gobierno que relajó la seguridad completamente, el panorama es bastante negro para la supervivencia de la vaquita”, según el representante en México del Centro para la Diversidad Biológica, Alejandro Olivera.